Verano del 84 (Capítulo 2)
Fecha: 26/07/2024,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Flyer, Fuente: CuentoRelatos
Lo prohibido se volvió rutina. A la siesta, a veces antes del almuerzo, un orgasmo o dos. Hasta desarrollamos un “plan de contingencias” por las dudas. En la cama que no se usaba, pusimos un tablero de ajedrez con una partida por la mitad. Susi siempre debía traer sus remeras largas que la cubrirían rápidamente si se acomodaba de determinada manera, yo debía correr al baño conectado a mi habitación donde una remera y un short esperaban convenientemente, vestirme y tirar la cadena. Todo si escuchábamos pasos subiendo la escalera.
Susi fue ganando confianza con su cuerpo. Sus orgasmos aumentaban en intensidad, al punto que sus espasmos ya eran visibles. A veces juntaba con firmeza sus piernas (hasta el día de hoy todavía me excita a sobremanera cuando una mujer cierra sus piernas en el clímax). También le pedí y accedió a mostrarme sus pechos, levantando su remera, y pronto se le hizo natural sobárselos con su mano libre mientras se tocaba. Lo más increíble, sin embargo, es que aprendimos a entendernos aún sin haber tenido siquiera el más mínimo contacto físico. Acabar juntos era lo deseado, y pronto comenzamos a interpretar con certeza en el otro los signos que indicaban en que etapa de excitación estábamos.
El “plan de contingencia” rindió sus frutos. Un viernes antes del almuerzo, cuando estábamos ya próximos al primer clímax, escuchamos pasos en la escalera y lo pusimos en práctica.
- ¡Jojo, Jojo! - llamaba de mi hermana al subir las escaleras.
No hizo falta mi ...
... huida al baño. Dio tiempo a ponerme el short y la remera. Resulta que Maxi se había escapado a la calle, y no obedecía para volver a entrar al casco. Maxi era mi perro. O el perro del campo, pero yo le prestaba especial atención, y había desarrollado lealtad hacia mí. Fuimos hasta la tranquera, donde la casera lo intentaba atrapar infructuosamente para entrarlo. Me vio, y sobre todo escuchó el tono furioso de mi voz de mando, producto del primer coitus interruptus de mi vida (o algo parecido), con lo cual se dio cuenta que el clima no estaba para bromas y entró rápidamente. Acabado el incidente (Susi y yo no).
- ¿Por qué no aprovechan un remojón en la pileta? ya casi está la comida. - Dijo la casera.
No daba para retomar, con lo cual optamos por el agua fresca con nuestros hermanos/primos. Los más pequeños rápidamente salieron y se fueron a jugar a otra cosa. Susi se tendió al sol sobre su toalla, boca abajo. Yo sentado en una playera, coloqué mi toalla sobre mi traje de baño, disimulando mi erección.
- No podés más, ¿no?
- No Susi. La tengo de piedra. Me bajó un poco con el sobresalto. Pero después ni el agua fría. Menos viéndote en tanga. - Mi mirada se fijó brevemente en sus tetas que colgaban flojas dentro del corpiño (se había apoyado sobre sus codos para hablarme). Ella se dio cuenta y dijo:
- Que suertuda es Cami con eso. - Camila era su mejor amiga. De contextura más bien robusta, sin ser gorda y sus lolas estaban tremendas.
- ¿Si Susi? Nunca la vi ...