1. Ana, la oficina y las luces de la ciudad


    Fecha: 27/07/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Luis en Arcadia, Fuente: CuentoRelatos

    ... cabeza hacia atrás me tomó el pelo y lo jalaba para acercar mi cabeza y besarme.
    
    -Y: Me encantan tus pinches tetas mami, las adoro más que a mi puta vida, te imaginé así tantas veces. Haciéndome tuyo.
    
    -A: Yo también te imaginé así metiéndome la verga como un animal papi.
    
    -Y: eres una perra Ana, amo todo lo que me haces sentir.
    
    -A: ponme de perrito imbécil, me encanta así, quiero sentir tu leche dentro de mí.
    
    Ya estaba oscuro de repente, y aunque podíamos encender la luz porque los cristales no permitían que de fuera se viera Ana sólo encendió una lámpara que iluminaba lo suficiente para ver nuestros cuerpos hirviendo de placer.
    
    Ana se colocó de perrito apoyando sus codos sobre la ventana, lubriqué mi pene y esta vez lo metí en su vagina sin tanto cuidado, ella gritó y suspiro.
    
    -A: Hijo de puta, con cuidado. –dijo seria por lo que me salió instintivamente un “perdón”. Se río y dijo:
    
    -A: No pidas perdón tarado, cógeme ya, hazme toda tuya, soy tu maldita hembra, dame tu lechita.
    
    La cogía con firmeza y a un ritmo increíble, se notaba que le gustaba así, gemía más que antes y lo hacía más fuerte, esos gritos me ponían al mil, su cabeza se iba hacia abajo por el placer, la tomé del cabello y la jalé hacia atrás con cierta fuerza. Con una mano le sostenía el cabello y con la otra comencé a nalguearla, sentí que la excitaba y rápidamente sus nalgas se pusieron rojas al tener su piel blanca.
    
    -Y: ¿Te gusta pinche putita? Eres una diosa Ana, me tienes a tus ...
    ... pies.
    
    -A: me encanta y me encanta que me hables así, eres un pinche enfermo también. No pares, así, así, hasta adentro métemela.
    
    En ese momento levanté mi cabeza para respirar profundo y tratar de aguantar un poco más y vi su reflejo y el mío en la ventana siendo uno mismo en ese instante, entregándonos en cuerpo y alma el uno al otro, absolutamente poseídos, también hasta abajo en la carretera la vida parecía seguir su ritmo de siempre aunque era como si nosotros en ese momento viviéramos sólo para nosotros, la luces alumbrando la ciudad, los autos, el tráfico, la gente caminando o trabajando en el edificio del frente, el mundo entero era testigo y seguro con algo de envidia miraba lo que Ana y yo teníamos en ese momento, era mágico, romántico y salvaje.
    
    De repente me dijo que se iba a venir, y yo también quería terminar dentro de ella, empecé a moverme con mayor vigor, los dos estábamos cerca de ese momento. Gemíamos ambos y la ventana comenzaba a empañarse un poco.
    
    -A: Dámelo todo papi, préñame, préñame.
    
    Eso me excitó aún más y finalmente le dije que me iba a venir sentí también como su vagina se contrajo y ella me decía que también estaba cerca, al fin eyaculé los dos dimos un suspiro casi al mismo tiempo y nos tumbamos en la silla, ella se sentó sobre mí y nos besamos. Sentía caer mi semen y los fluidos vaginales en mi entrepierna.
    
    -A: Qué rica lechita, estaba calientita, ¿te gustó?
    
    -Y: me encanto, me encantas pero no hemos terminado.
    
    -A: ¿ah no? ...
«12...5678»