El gusto por el sexo con mi primo Nacho
Fecha: 31/07/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Caprice, Fuente: CuentoRelatos
... frenética la mano en el garbanzo hasta que, gritando histérica, me corro expulsando cierta cantidad de líquido.
―Perdona si te desagrada lo que acabas de ver ―le digo con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos entornados―. Me ocurre con cierta frecuencia, y prefiero no manchar a nadie porque, aunque me gusta provocarlo cuando estoy a mil, lo considero un tanto asqueroso.
―Yo solo lo he visto en vídeos, pero no me importa mientras no me caiga encima.
―Tú de momento, no novia, ¿no hace esto?
―Esa es muy clásica ―responde Nacho entre carcajadas―. La suerte que tengo es que me basta con correrme.
Entiendo que eso es lo que quiere, y le propongo algo que le motive con intención de obtener mi segundo orgasmo.
―Pues tengo una idea para que lo hagas. ―Nacho me mira expectante―. Los dos amigos con los que me lo hice, me mataron de gusto atada a una viga vertical. El mástil es lo único que veo parecido por aquí.
Ilusionado con la idea, recoge la cuerda de donde la dejamos, y me lleva a empujones en el culo hasta el mástil. Allí levanto los brazos y me ata solo por las muñecas. Esto ...
... es mejor porque facilita mis movimientos. Así, apenas coloca el glande en el coño, yo misma reculo para empalarme, y comienza a follarme al tiempo que impulso el culo adelante y atrás para que sea más intenso el polvo. Pasados unos cinco minutos de intenso mete-saca, anuncia que se viene, y le suplico sollozando que se corra dentro y siga follando porque me falta poco para llegar el clímax. Después de todo, no es tan satisfactorio como el otro, pero suficiente para mantener la sonrisa de oreja a oreja un buen rato más.
Después de liberar mis manos, nos besamos felices y limpiamos del suelo los restos de semen que habían escapado de la vagina. Yo terminé aseando la zona íntima en el cuarto de baño, y luego compartimos durante una hora las sensaciones vividas, antes de regresar con tiempo porque yo entraba a trabajar a las nueve.
El día terminó sobre las seis de la madrugada. Cuando salí del trabajo a las cinco, mi primo me esperaba en la calle, Impaciente porque quería echar un polvo rápido en la playa. Consentí porque me hizo gracia tanta efusividad después de que fuese yo quien se lanzara.