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Casualidades de la vida
Fecha: 11/08/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... mientras me miraba: -Quiero que me la metas por el coño. Que me rompas con este pollón. La ayudé a levantarse y comencé a quitarle el vestido. En cuestión de segundos Natalia estaba ante mí con un conjunto de ropa interior rojo de encajes a juego con el vestido. Unas preciosas tetas de tamaño mediano asomaban por el precioso sujetador. Llevé mi mano hasta su tanga y, echándolo a un lado, busqué su rajita mientras le comía las tetas por encima de la tela. Me llamó la atención (y me gustó) descubrir que no estaba rasurada. En vez de eso, sobre su coño había una estrecha franja de vellos negros perfectamente cuidada. Con un hábil movimiento se liberó del cierre del sujetador dejando ante mis ojos unas preciosas tetas redondas y aun duras donde una pequeña aureola de color marrón muy oscuro se coronaba por un pezón gordo y desafiante. No me lo pensé y comencé a succionarlos alternativamente mientras no dejaba de masturbarla. Ella, entre suspiros hacía lo mismo agarrada a mi polla. Me ordenó parar y se dirigió hacia la cama. La seguí sin perder ojo de sus perfectas nalgas descubiertas por el tanga rojo que se perdía entre ellas. Se tumbó en la cama y levantando las piernas se deshizo de la prenda. Luego las abrió y pude deleitarme con el espectacular desnudo de Natalia. Con su melena alborotada y mordiéndose el labio inferior, pasaba sus dedos por la raja de su coño. Entre gemidos y miradas de deseo me pidió que la follase: -Mmmm, necesito que me la metas ya. ...
... Fóllame hasta reventarme… Me acerqué hacia ella, me incliné y le comí la boca mientras hacía pasar mi capullo entre sus labios vaginales. Estaba totalmente mojada. Tenía las piernas totalmente abiertas para recibirme. Mirándola a los ojos di un golpe de cadera y se la calcé. Un grito suyo fue la señal del polvazo que íbamos a echar. Comencé a percutir contra aquel coño que me apretaba la polla de manera morbosa. Natalia no dejaba de gemir, suspirar y gritar de gusto cada vez que la cabeza de mi polla alcanzaba lo más profundo de su coño. La mujer me rodeó con sus piernas y me pidió que se la dejara dentro. Cuando alcanzó su primer orgasmo me clavó las uñas en la espalda y me mordió un hombro. Sin darle descanso la hice que se colocara a cuatro patas, me agarré a sus caderas y se la volví a clavar con fuerza. Ella volvió a gritar, a insultarme, a agarrarse con las uñas a las sabanas mientras mi polla le partía el coño. Mi visión de ella era tremendamente excitante. No pude contenerme y le azoté sus preciosas nalgas antes de agarrarle la melena y seguir follándomela. Cuando ella alcanzaba su tercer orgasmo le anuncié que me iba a correr. Ella me pidió que se lo echara dentro que no había riesgos. Con un grito tensé mi musculatura y eyaculé una buena cantidad de lefa dentro del coño de mi compañera casada. Caímos exhaustos uno junto a la otra. Natalia respiraba entrecortada mientras mi leche caliente salía de entre sus enrojecidos labios vaginales. Mi polla comenzaba a perder ...