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Trío con los vecinos
Fecha: 15/08/2024, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos
No la había perdido de vista desde dos manzanas atrás. Caminábamos una detrás de la otra, yo mirando fijamente el meneo de su cadera al andar. La pelirroja melena cruzando de lado a lado su espalda bien torneada. Desde que me había dado cuenta que era Sara la vecina del piso de arriba. De su ropa sexi y provocativa que me había llamado la atención aún antes de fijarme en que estaba siguiendo a una vecina. Yo volvía a casa de la universidad. Había estado viendo las últimas notas del curso que terminaba. Ella venía de hacer alguna compra por que llevaba una bolsa y yo caminaba tras ella. No podía apartar la vista de su duro culo y su meneo. Era algo hipnótico. Siempre me había gustado su look. Ese día llevaba una blusa con los hombros desnudos, blanca y de estilo mexicano, con escote barco. Lo lógico habría sido llevar una falda larga de vuelo puede que plisada y también blanca semitrasparente o de flores muy colorida. Pero ella no es convencional, lleva lo que quiere. En este caso unas mallas blancas tan ajustadas que parecían esmalte aplicado sobre madera. Solo el encaje de un sensual tanguita de encaje interrumpía, el triangulito sobre las nalgas, la perfección de su culo. Todo ello resaltaba su perfecta piel bronceada. La rubia melena teñida y su cara expresiva, casi de rasgos duros. A mis veinte años no podía presumir de demasiada experiencia real, ni con chicos ni con chicas. Apenas unos besos y caricias robados en la disco o en el portal. Más de un magreo, ...
... pero tampoco demasiados o acariciar alguna polla dura por encima de los vaqueros. Aunque un bonito cuerpo me atraiga por igual sea del sexo que sea. De frente venía su marido Juan, justo a tiempo para cruzarnos en el portal. Estaba haciendo ejercicio y solo cubría su cuerpo bien trabajado con un ajustado pantalón de lycra, ni siquiera llevaba camiseta y lucia sus pectorales depilados cubiertos de gotas de sudor. No pude evitar deslizar la vista por su torso poderoso, la tableta de su vientre e incluso por el paquete bien marcado en el ajustado pantalón. Por un segundo creo que él se había dado cuenta de donde tenía clavados mis ojos, justo en el sitio en el que él puso su mano fuerte, agarrando la nalga con firmeza posesiva. Y lo hizo mirándome a los ojos, a mí, mientras la atraía hacia su cuerpo y la besaba profundamente y con lengua. Mientras Sara se colgaba de su cuello pegando sus tetas al poderoso pecho sin importarle su sudor. Un beso lascivo del que no me perdí detalle, viendo como sus lenguas se cruzaban dentro y fuera de sus bocas. Allí mismo justo detrás de la puerta del portal sin cortarse demostrándome la pasión que se tenían. Con todo eso yo ya me había excitado y mucho. Solo la tela de mis escasos shorts vaqueros contenía mi calentura. La humedad estaba calando mi tanguita de algodón sencillo. En un segundo mis pezones duros se empezaron a notar en la tela de la camiseta de tirantes a pesar del sujetador de una tela bastante fina. Pero mi timidez me ...