1. ¡Me viola un tipo amable! ¡Hasta casi le agradezco!


    Fecha: 15/08/2024, Categorías: No Consentido Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos

    ... poner boca abajo, con dos almohadas bajo mi vientre. Me seguí masturbando, él se sentó sobre mis piernas y apoyo su verga en mi culo. Cada cosa me excitaba más, sentí como tiraba algo en mi espalda, que tenía un olor especial, lo fue esparciendo. Era un talco o algo parecido. Sus dos manos acariciaban mi espalda con ese talco, mis dedos me daban otro orgasmo y buscaban el siguiente.
    
    Sus manos fueron bajando hasta mi culo. Acariciaba los cachetes y los apretaba suavemente. Se levantó y automáticamente separe mis piernas. No termine de hacerlo que su mano corrió mi tanga y su lengua arremetió contra mi ano. Mis dedos en mi concha, ahora tres, su lengua en un segundo fue recordada por mi ano, que se abrió de par en par para que lo penetre. No puedo describir con palabras mi orgasmo.
    
    Su lengua dejó mi ano totalmente dilatado. Deseaba, ansiaba, rogaba que su pija me lo penetre. Mordí mis labios feliz cuando sentí que se acercaba rozando con su pija mis cachetes. No, no me la metió en el culo. Estaba por insultarlo cuando su mano corrió más mi tanga, y su verga fue entrando despacio en mi concha, aún con mis tres dedos adentro. Sentía que explotaba de placer y explote literalmente en un orgasmo. Saque mi mano y apoye mis dos manos al costado de mi cabeza, apretando las sabanas.
    
    Su verga era realmente grande y gruesa. Ocupaba toda mi vagina y creo que quedaba parte afuera. Rogué que me coja desaforadamente, aunque me doliera, quería sentir toda su virilidad, su poder, ...
    ... su fuerza. No. En vez de eso, se acostó sobre mí, y moviéndose muy lentamente, entraba y salía. Su boca en mi cuello, sus manos en mis brazos. Mi excitación no bajaba pero ahora el placer era inmenso, el desgraciado me estaba haciendo el amor, no me cogía. Yo era una mujer a la que le daba todo el placer, sin violencia, sin brusquedad. Sí, mi violador, me estaba haciendo el amor.
    
    Fueron minutos y minutos, incontables, que estuvo haciéndome el amor de esa forma, gloriosa forma. Cuando acabó llenando mi concha con su leche, me dijo al oído: “si, te amo”.
    
    Estalle. Tuve un orgasmo que nunca en mi vida había tenido. Fuerte, largo, especial. No era la primera vez que un hombre me decía te amo. Pero si la primera que me lo decían al acabar de hacerme el amor. No puedo describir la sensación de paz, alegría y placer que me invadió. Me beso nuevamente el cuello, y se quedó sobre mí.
    
    Cuando desperté no estaba sobre mí. Lo busque a tientas en la cama, pero no lo encontré. Quise llamarlo y no supe como. Hubiese sido muy bizarro si preguntaba: “¿Violador, dónde estás?” Ni la reina de las boludas podía llamarlo así. Espere varios minutos y no escuchaba nada. Nuevamente esperé y nada. Me quite la venda de los ojos, prendí mi velador, y no estaba en la habitación. Fui al living y mire en la oscuridad. Muy romántica la mina. Prendí la luz, esperanzada en encontrarlo y al mismo tiempo deseando no romper el hechizo. No estaba.
    
    En la mesa ratona, un ramo de jazmines increíblemente ...
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