1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (6)


    Fecha: 18/08/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... que no ha sido mi intención incomodarla.
    
    —Lo siento, si quieres la puedo cambiar. —Le digo pero viéndola tranquila, mejor doy el primer sorbo a la azulada bebida.
    
    —No te preocupes, déjala. Esa canción es bonita y así como ahora, tendremos en común muchos momentos en los que con seguridad más adelante, queramos o no, vamos a escuchar canciones que nos removerán los recuerdos, estando juntos o… —Me callo y esquivo el café de sus ojos, mirando hacia la ventana y luego hacia el techo, reteniendo la humedad de mi melancolía y en suspenso el final de la frase. Quiero decirle que tal vez separados nunca, si lograra yo su perdón a mis engaños y un nuevo comienzo, si él pudiera resetear de su mente mis pecados.
    
    —Melissa… ¿Qué tal si mejor llamamos a Iryna y hablamos con Mateo? —Sé que es un momento incómodo para los dos, por lo cual pienso que así, aliviaremos el peso de estas sensaciones.
    
    —Okey, mi am… ¿La llamas tú? —Y advierto cierto nerviosismo en Camilo. Para calmar los míos, enciendo mi cigarrillo y noto que no tengo a la mano, donde arrojar las cenizas.
    
    — ¿Yo? Ehhh, bueno. Está bien. ¿Ahora donde habré dejado el bendito teléfono? —Me palpo la camisa y los shorts. No lo siento y lo busco con la mirada por los alrededores.
    
    —Lo dejarías en la alcoba o… ¿De pronto en el baño? —Le sugiero. ¿De paso puedes alcanzarme un cenicero? —Mi esposo gira la cabeza, da otro sorbo al coctel, la inclina ligeramente y sobre la mesa de dibujo, levanta un pliego por la ...
    ... esquina, para hacerse con el pando recipiente de metal bruñido y dos colillas.
    
    En silencio me acerco hasta la cocina y en el cubo de la basura arrojo los restos fumados de mi espera. Ahora recuerdo el lugar donde he dejado el móvil en la habitación y sin prisa voy hasta la esquina derecha de la cama, cerca de la almohada y lo recojo. Mariana me espera sin perderse ninguno de mis pasos, allí acomodada en su habitual elegancia, desenvuelta en medio de una fumarola que escapa lento de su boca.
    
    Desbloqueo la pantalla y busco en la aplicación de mensajería el nombre de nuestra extranjera vecina. Toco el símbolo de video y espero. Un timbre, dos y al tercero la imagen de la pelirroja aparece seria y no tan sonriente, como usualmente se comportaba conmigo.
    
    —Buenos días, «vecina perrdida». —Me saluda Iryna con su extraño y gracioso acento a ratos, pero llamativo y hasta enamorable al arrastrar suaves las consonantes, obviando los artículos, –dejando todo indeterminado– y trasteando de lugar algunas letras todavía, sin dejar de usar la «a» al final, en vez de la «o». A pesar de los años vividos junto a su marido en mi patria y el español estudiado de pequeña en un liceo privado.
    
    — ¡Hola mi monita encendida! ¿Qué tal te encuentras? ¿Por qué tan seria? —Le digo yo sonriendo, entre tanto voy avanzando hacia la puerta y sobre su marco, recuesto mi espalda; sin dejar de observarme, Mariana apurada, dando un sorbo al coctel, se deshace del cigarrillo en el cenicero, se pone en pie, ...
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