Mis odiosas hijastras (6)
Fecha: 21/08/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... bosque enmarañado. Pero la oscuridad lo dificultaba todo. Me puse un bóxer limpio, y una remera planchada.
Me pregunté cuánto tiempo había pasado desde que las chicas se metieron a sus cuartos. Entre una cosa y otra, más de una hora, de seguro. Serían las diez de la noche o poco más. Lo ideal hubiera sido aguantar hasta la medianoche, o incluso pasado ese horario. Entonces estaría seguro de que todas estarían durmiendo. Pero estaba demasiado ansioso, y ya había esperado mucho tiempo por ese momento, pues en mi fuero interno, siempre deseé poseer a la mayor de las hermanitas. Además, al no contar con sus celulares, las chicas se dormirían pronto, ya que no tenían muchas cosas entretenidas que hacer para pasar el rato.
Se me ocurrió que quizás sería posible cogerme a Valentina esa misma noche. A lo mejor iría a visitarla una vez que hubiera terminado con Agos. Sería una buena combinación. La muñequita perfecta y delicada en primer lugar, y la despampanante y vulgar Valentina en segundo lugar. Sería una noche que no me olvidaría jamás. Pero esa fantasía me llevó a meditar sobre otra cosa. ¿Cómo haría para ocultarle a una que estaba teniendo un amorío con la otra? Ya de por sí sería difícil esconderlo de Mariel. Y el hecho de que viviéramos todos juntos, no facilitaría las cosas. Era una situación muy delicada, pero por otro lado, resultaba demasiado tentadora. Poder gozar de mi hermosa mujer y de sus hijas adolescentes, todos bajo el mismo techo, era un sueño. Si les ...
... contase a los chicos del trabajo lo que me estaba pasando, no me lo creerían.
Subí, sigiloso, hacia donde estaban las habitaciones de las chicas, alumbrándome con lo poco que quedaba de vela. La de Agos era la última del fondo, lo que implicaba una adrenalina extra, ya que cualquiera de las otras podría escuchar mis pasos por el pasillo. Con el silencio de la noche cualquier movimiento en falso podría exponerme.
Me detuve unos segundos detrás de la puerta. Me pregunté si me veía bien. Llevaba una remera y un pantalón de jean. Unas prendas demasiado simples, que seguramente Agos aborrecería. Pero me dije que no importaba, a esas alturas la princesa estaba entregada, además, la oscuridad escondería cualquier defecto. Lo importante era que a mis treinta y seis años me mantenía relativamente bien, considerando la vida sedentaria que llevaba. Tenía un poco de barriga, sí, pero más allá de eso no tenía grandes defectos. Tampoco era una persona especialmente atractiva, eso es cierto. Era más bien de esas personas que resultaban muy fáciles de olvidar. De pelo castaño oscuro cortado tipo militar. Piel marrón, ojos marrones, rostro con bastantes lunares. Nariz algo ancha, pero no tanto como para considerárseme un narigón. Un metro setenta y seis de altura. Si hiciera ejercicio para marcar mis abdominales y si me dejara crecer la barba para luego recortarla prolijamente, y si me vistiera con ropas más modernas y elegantes, quizás podría llegar a ser alguien atractivo. Pero no era el ...