Goloso de piscina
Fecha: 22/08/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... nos permitiera nuestra capacidad pulmonar en ese momento.
Y lo logramos…
… Y nos encantó.
Nos encontramos en un cálido roce de labios subacuático bastante sentido, con los ojos cerrados, en parte por la emoción del momento y en parte por la molestia del cloro, sujetándonos las mejillas y el cuello el uno al otro para no distanciarnos en aquel entorno flotante que de forma natural nos alejaba y nos escupía a la superficie, pero al que logramos vencer pataleando juntos.
Y por fin, al salir a respirar, medio mareados de la emoción y la falta de aire, fingimos que cada uno iba por su lado como si nada hubiera ocurrido. Pero yo estaba seguro de que aquella mujer que no nos quitaba ojo de encima, había adivinado que dos cuerpos bajo el agua no se unen de aquella manera si no es para enrollarse, básicamente porque sentí que podía leerlo en su mirada que no paraba de juzgarme en silencio.
Nos salvó que ya nos llamaban para comer.
Alma, su madre, yo, y nuestros hambrientos estómagos, nos secamos y nos dirigimos al porche que había en la entrada de la casa para contemplar un accidente que nos cambiaría todos los planes aquella tarde. Juan salió tan orgulloso, sujetando las asas calientes de la paellera con un par de trapos viejos para no quemarse, que no estuvo atento a que de repente alguna piedra debió cruzarse en su camino o simplemente dio un traspié por torpeza. La consecuencia fue que acabó cayendo de bruces al suelo con toda la comida desparramada y ...
... extendiéndose a su alrededor.
No evitó la tierra ni el arroz, ni el marisco, ni ninguno de los ingredientes que los acompañaban. Así que ya nada era comestible. Pero como era domingo y el pueblo tenía sus pequeñas tiendas locales ya cerradas a esa hora, el plan B, con nuestras tripas rugiendo, no podía ser otro que coger el coche para ir a la ciudad más cercana y comprar uno o dos pollos asados con su guarnición de patatas fritas.
Pero la ciudad estaba a una hora de allí.
Así que comenzaron, sin que yo tuviera mucha opinión por ser el invitado, una serie de cálculos de quien debía ir con quien y quien debía quedarse, que terminaron con Alma y su padre montados en el coche en busca de la comida, y yo quedándome de nuevo con su madre en la piscina, solo que esta vez a solas.
Mi teoría sobre el porqué sucedió de esta manera es que mi amiga quería evitar que coincidiéramos con su padre y que este me diera una charla o tratara de asustarme de alguna manera para que no me acercara mucho a ella, pero con el beso que nos acabábamos de dar delante de su imperturbable rostro, a mi quien me daba más miedo era su madre.
Solo unos minutos después, mientras se escuchaba el motor de un viejo 4x4 alejarse por los caminos, me encontraba flotando nervioso en la piscina, sumergido hasta la nariz, como un cocodrilo al acecho, e incómodo a un mismo nivel por el silencio, y por el sonido de cualquier intento de conversación que derivara en una proteccionista advertencia de aquella mujer seria, ...