Goloso de piscina
Fecha: 22/08/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... detuve.
Seguí lamiendo, aunque con más calma, y en vista de que los estímulos seguían teniendo efecto o no eran molestos, me relamí. Ella suspiró con una sonrisa en la cara, y juntos, nos encaminamos a por su segundo clímax.
–Así, sigue, no pares de comértelo, que si te ha gustado que me corra en tu boca prometo hacerlo de nuevo. –Dijo entre susurros, de nuevo excitada y descontrolada.
Y mi única condición, que le expresé exigente, fue que quería que esta vez me avisara, porque quería escucharle decir que se iba a correr para mí, llegado el momento.
Así que feliz, asintió con la cabeza y usó conmigo un adjetivo se me quedaría grabado por lo curioso.
–Eres un goloso, como me encantas…
Otra vez me perdí entre sus muslos ansioso y, en aquel solitario chalet de las afueras, solo se escuchó durante un rato el canto de los pájaros, mis lametones mezclados con mi respiración entrecortada, y los gemidos de quien estaba seguro que esta segunda vez se rendiría ante mi castigo lingual y digital mucho más rápido.
Decidió echarse hacia atrás para acostar su espalda sobre el césped artificial que había justo después de los baldosines del borde de la piscina y, en esta ocasión, en vez de acariciarme el pelo, tiraba de él, manteniéndolo sujeto entre sus dedos. Su cuello, su espalda y su precioso trasero, al que me sujeté con la mano que no estaba usando para introducirle los dedos hasta el fondo, formaron un arco óptimo para que mi boca y su sexo se fusionaran en un ...
... contacto perfecto. Sobre todo con mi lengua, que tomando forma plana y lo más expandida posible, se quedó quieta a la espera de que moviera mi cabeza en círculos y la frotara contra su clítoris sin perder un solo microsegundo de húmeda e incluso chorreante, fricción.
Y ya no paré hasta que por fin pronunció las palabras que quería oír.
–Así, así, ya me corro, me corro para ti… sigue, comételo que me corro…
Aquello resonó sobre mi cuerpo convertido en un calambre de sensaciones que casi consiguen que eyaculara al mismo tiempo. Calentísimo por como se corrió para mí... y solo para mí.
No pude más que pensar que aquel imbécil de Juan no sabía el olor y el sabor que se había estado perdiendo todos esos años de matrimonio.
Y cuando por fin terminó y consiguió relajarse, saqué parte de mi cuerpo del agua lo mejor que pude, para quedarme un rato acostado sobre su monte de Venus, alargar la mano y darme la última satisfacción de acariciar sus tetas, blandas, esponjosas, tan eróticas… Mientras ella me acariciaba el pelo y prometía darme un merecido agradecimiento por lo que acababa de hacer por ella.
Un agradecimiento que sin embargo no llegaría. Pues no tardó en escucharse el sonido del motor del coche que regresaba de la ciudad.
Nos incorporamos rápidamente y Julia empezó a atarse y colocarse bien aquel bikini que le sentaba tan bien, mientras me hacía prometer que no le contaría nunca a nadie nada de lo que había ocurrido ese día, siendo especifica en que no se me ...