Goloso de piscina
Fecha: 22/08/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... ocurriera presumir con mis “amigotes” como “solíamos hacer los hombres”, porque si aquello llegaba a oídos de Alma, directa o indirectamente, sería el fin para ambos. Luego se acercó a mi oreja dejándome sentir su cálida respiración mientras pronunciaba las siguientes palabras en tono confidente:
–No sabes cómo me alegro de que mi hija tenga un amigo tan goloso para que disfrute mucho con él mientras pueda.
Finalmente cada uno tomó su camino ante la inminente llegada del 4x4. Y el mío no podía ser otro que secarme a medias y lo más rápido que pude, correr al baño, lavarme bien las manos y sobre todo los dedos, con el jabón más perfumado que encontré, y robar un poco de la pasta de dientes familiar para lavarme y enjuagarme la boca con el único objetivo de que el padre de mi amiga no fuera capaz de notar ese delicioso olor del sexo de su mujer, que a él decía resultarle desagradable, en mi aliento satisfecho.
Por no hablar del esfuerzo mental y físico que fue bajar aquella dolorosa y palpitante erección que no podía evitar que se hiciera evidente en mi bañador.
Pero por fin nos reunimos los tres miembros de la familia y yo, el invitado, para saciar el hambre que teníamos después del accidente de la paella. Alma se cubría ahora la parte superior del cuerpo por una camiseta blanca con dibujos de graciosas nubes sonrientes, que sin embargo se transparentaba lo suficiente para dejar ver el patrón ajedrezado de su bikini por debajo.
Comimos con muchas ganas y yo no ...
... sabía dónde mirar ni me atreví a participar mucho en la conversación, pero casi me atraganto cuando Julia, que ahora lucía alegre y resplandeciente, decidió hacer una pequeña broma con guiño a nuestro encuentro.
–Tenía hambre tu amigo, ¿eh, Alma?, menudo goloso está hecho.
Todos rieron menos yo, avergonzado y nervioso.
Y lo peor de todo es que aquello me recordaría a como hacía un rato aquella mujer me había dicho al oído que estaba contenta de saber que su hija disfrutaría conmigo. Porque yo sabía que Alma quería que pasara algo entre nosotros ese fin de semana, y ya no pude dejar de pensar lo que sería repetir con la hija, la experiencia que tuve con la madre.
Obviamente sería imposible con sus progenitores presentes.
Pero la desee tanto que no podía parar de imaginarme besándola sin parar por todo el cuerpo, acariciándola, recorriéndola y explorándola sin fin. Y todos los trazados del sensual circuito que ideaba para transitar sobre su piel, acababan siempre, inevitablemente, en su entrepierna.
Sin embargo, el resto de la estancia en el chalet de Alma se desarrolló con relativa tranquilidad. No hubo más bromas por parte de la madre, aunque sí, más juegos, roces accidentales, tímidos besos o eróticas carantoñas a escondidas en cualquier descuido con la hija.
Y eso si, a destacar una ocasión.
Se trató de un momento nocturno en que sus padres se fueron a dormir y nosotros nos mirábamos con los ojos como platos desde nuestras distantes camas, cada una a ...