Un singular aniversario de matrimonio
Fecha: 29/08/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos
... masajista de turno que me diera la oportunidad de practicar con usted, pues no quería perderme esta rara oportunidad…
Sra.: rara oportunidad???
Yo: si… la de poder satisfacer plenamente a una hermosa mujer como lo es usted, mi señora…
Sra.: todos dicen lo mismo… y dime, Claudia… mírate… qué puede ver un bello y atlético joven como tú, en una vieja como yo… mejor no me lo digas… ahora comencemos… me duele acá y acá. –dijo señalándose la parte alta de la espalda. Se acostó mirando al suelo-. –Luego de un par de minutos, señaló sin cambiar de posición- de verdad sabes, chiquillo…
Yo: relájese y sienta… lo que estoy haciendo es ordenar la musculatura de su espalda alta… luego haré lo mismo con el resto de la espalda y parte posterior de sus piernas. Todo eso demorará unos 15 minutos… Después de eso, usted debe elegir entre… bueno… ahí lo sabrá…
II
Estirada de estómago sobre la camilla de masajes. La señora recibía en su aceitada espalda un reconfortante masaje. Finalizó apretando y masajeando con vigor sus glúteos por el par de minutos finales, separándolos de modo de abrir sin tocarlos, su vagina y ano, escuchándose los primeros gemidos de la sesión. Detuve mis manos justo antes de rozar por primera vez, su excitado coño.
Yo: que le pareció, mi señora??? Quiere que siga???
Sra.: -con la voz ronca- o sea… solo me has trabajado la espalda…
Yo: -sonriéndonos con complicidad- disculpe mi torpeza, Señora mía… por favor, dese la vuelta y relájese… quiere ...
... que le cubra los ojos?
Sra.: -siempre sonriendo- no es necesario… qué manos tienes, Joaquín…
Yo: que bueno que le gusten a la señora...
Los siguientes 5 minutos aquellas manos que tanto le gustaron a la señora de Eduardo, descontracturaron los pocos nudos que quedaban en pies, tobillos, pantorrillas, rodillas y muslos. Pasaba mis dedos por la parte alta interior del cuádriceps donde éste se une a la ingle cuando audibles quejidos quebraron el expectante silencio.
Como si mis oídos no escucharan nada, siguieron su camino, posándose justo encima de su monte de Venus, subiendo en círculos concéntricos, tocando cada centímetro de su perfecto abdomen. Tenía los ojos apretados, crispados los puños también. Los dedos de los pies se separaban en movimientos espasmódicos e involuntarios. La señora estaba experimentando el primer orgasmo de la jornada, tensando completamente su cuerpo.
En el momento en el que relajó sus músculos, puse mi mano, inmóvil, en su entre pierna y con los ojos fijos en los de ella, inicié un suave sube y baja, frotando coño y clítoris por encima de su empapado en aceite traje de baño. Al mismo tiempo, mi otra mano apretaba con tierna rudeza sus pechos alternativamente corriendo en cada oportunidad la parte de arriba del bikini.
Yo: necesito, mi señora, me dé el permiso expreso para continuar con el masaje o…
Sra.: sigue… por favor…
Yo: -apretaba con fuerza controlada sus dos senos- le voy a quitar el bikini… -gemido, como respuesta.- ...