1. Secuelas de una pandemia (I): Olfato


    Fecha: 01/09/2024, Categorías: Gays Autor: LetraEros, Fuente: CuentoRelatos

    ... inusual en ese contexto, excepto esa frase. Mejor dicho, esa palabra en particular. Verga y huevos eran parte del vocabulario habitual, pero culo… Del culo no se hablaba.
    
    –¿Te oliste el hoyo? –preguntó Diego con una sonrisa socarrona.
    
    –Sí, ¿por?
    
    –Ah, mirá. No… Por nada…
    
    –…
    
    –¿Y?
    
    –¿Y qué?
    
    – No, nada. ¿A ver yo? –dijo Diego y se pasó un dedo por el tajo peludo. –No. No tiene olor.
    
    –Mentiroso.
    
    –Te juro.
    
    –Salí, forro. ¿Me vas a decir que no tenés olor a culo?
    
    –Te juro –repitió Diego mientras se acercaba a Pato con el dedo en alto–. Olé.
    
    Pato iba a decir algo pero la situación lo sorprendió a tal punto que apenas pudo apartar la cara. Sin embargo, olió, comprobando que era cierto. Y si bien no olía a nada que lo pudiera estimular, la situación le provocó una erección inmediata.
    
    Diego notó el bulto pujando contra el algodón del joggin gris y, rápido de reflejos, le tiró un almohadón a la entrepierna de su amigo en un gesto compasivo para que pudiera disimular su estado.
    
    Nadie agregó una palabra. Pacto de caballeros. Pero Diego empezó a madurar algo que no entendía bien y que sin embargo lo seducía.
    
    ***
    
    –Dale boludo, hace un año que estás ahí. Pongo la serie, me cansé.
    
    Desde el baño, Diego respondió con un sutil “chupame la verga”. Enseguida salió envuelto en una toalla y se tiró en el sillón.
    
    –Dale impaciente, ponela.
    
    –“Esta” te voy a poner –dijo Pato, mientras se agarraba el bulto y daba enter al capítulo del día.
    
    Pero ...
    ... Diego no podía dejar pasar el chiste; la réplica se caía de maduro y eso incluía desvalorizar el miembro de su interlocutor, como debe hacer todo macho que se precie de tal. ¿Y qué debe hacer por su parte el otro aspirante a alfa de la manada? ¿Callar o elevar la apuesta?
    
    –Tengo más pija que vos –se defendió Pato, y el silencio se hizo espeso.
    
    Uno de los dos debía hablar.
    
    –En serio – insistió–. La tengo más grande.
    
    Diego ahora debía responder, pero hacerlo no era fácil. Implicaba meterse de lleno en terreno desconocido; un tanto peligroso, pero sin dudas excitante. Y en segundos, la frase obvia cayó por su propio peso:
    
    – ¿A ver?
    
    Como si estuviese esperando el momento, Pato se levantó del sillón y con un movimiento limpio se desabrochó el pantalón dejando al descubierto una pija grande, sobre todo gruesa y de venas marcadas.
    
    –…
    
    –Te dije, forro. Lástima que no jugamos una apuesta.
    
    –Alta verga, chabón. No sabía –atinó a comentar Diego sin dejar de mirar–. ¿Y parada crece mucho más?
    
    –Bastante –fue la respuesta inmediata de Pato al tiempo que se la amasaba despreocupadamente.
    
    Sin ropa que disimulara, la pija de Diego empezó a crecer debajo de la toalla, que se movió dejándola al descubierto. Cada uno miraba la verga de su amigo con gesto hipnótico. Las manos comenzaron su juego y de la chota de Diego asomó una gota gruesa de presemen que lubricó el movimiento de la mano.
    
    Como saliendo de un trance, Pato advirtió que eso que estaba ocurriendo era, ...