1. Mi madre cogiendo con un desconocido (sin retorno)


    Fecha: 05/09/2024, Categorías: Confesiones Autor: Orescarmino, Fuente: CuentoRelatos

    ... apresurado comencé a vestirme cuando me iba a poner desodorante me di cuenta que este estaba vacío, se me había olvidado comprar uno nuevo. Rápidamente fui al cuarto de mi madre, toque pero no me respondió, le grite y me dijo que estaba abajo preparando el desayuno. Me dirigí a la cocina y le dije que si no tenía desodorante que me diera, me dijo que estaba en su closet. Corrí a su habitación, pero no lo encontré, fui buscando por todos los cajones (he de mencionar que para mí la habitación de mi madre es todo un misterio y su closet lo es más, de hecho este último siempre lo tiene con llave, no por mí, sino porque mi madre es muy ordenada y le gusta mantener las cosas guardadas.) iba metiendo manos por todas partes hasta que debajo de un ropero sentí una forma cilíndrica, aquí esta, dije y comencé a sacarlo, valla sorpresa me lleve al darme cuenta que aquello no era un desodorante sino un enorme dildo rosado. Pocas veces en mi vida he sentido esa mezcolanza sentimental, nervios y excitación. No sé porque, pero termine oliéndolo, cosa que después me genero cierta repulsión.
    
    ─ ¡Ya lo encontraste!─ Grito mi madre desde la cocina.
    
    Casi me mata con ese grito, «Si, ya. Gracias» Estaba tan nervioso que la voz se me corto. Tome el dildo y lo metí de nuevo al lugar en el que lo había encontrado. Acomode un poco el desorden que había generado y cuando iba para afuera de la habitación vi en su cómoda el maldito desodorante.
    
    Ese día no pude concentrarme en nada más. No había ...
    ... nada de malo en usar dildos y tampoco me espantaba el que mi madre los utilizara, pero encontrar esos artefactos en la habitación de tu propia madre no es algo común. ¡Puto desodorante!
    
    Esa noche al llegar a casa no encontré a mi madre, lo más seguro es que ya estuviera dormida. Al día siguiente tampoco la vi, era común no encontrarla por las mañanas pues algunos días tenía pendientes en su trabajo y se iba muy temprano. Fui a su habitación, pero estaba cerrada.
    
    Ya en la universidad y con tanto ajetreo en la cabeza se me fueron diluyendo aquellos pensamientos. Pero cuando retornaba a ellos me daba cuenta lo poco que conocía a mi progenitora; sin embargo, llegue a la conclusión de que estaba exagerando, como dijo Ruth: “a las mujeres les encanta coger”, mi madre no es la excepción y a falta de hombre un consolador no cae mal.
    
    Me fui adecuando a ese secreto que mi madre guardaba en su closet y que ahora yo sabía. Y digo adecuándome porque es difícil acostumbrarse a vivir con esas imágenes que brotan involuntariamente de la imaginación, como esas erecciones juveniles que surgen en los momentos más inoportunos, así surgían las imágenes de Casandra utilizando ese consolador rosado. Ahogada en placer, con su cuerpo desnudo y sudoroso, gimiendo lento y casi en silencio para que yo no la escuche pues su habitación y la mía están pegadas. Esa había sido la secreta existencia de mi madre, el placer que sepultaba para sí misma. Me desprendía con un movimiento de cabeza de todas ...
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