EL ENCUENTRO
Fecha: 08/09/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos
... Cecilita ¿y la otra la dejas con hambre?
- De ninguna manera mi amor, respondió pasando de inmediato a besarme y a juguetear con la otra.
Luego atraje su cara a la mía y empecé a darle los mejores besos que pude, introduciéndole la lengua y empujando la suya que me venía al encuentro.
Fue un momento muy apasionado que me puso la verga totalmente erecta y deseosa de ser introducida en su concha.
Ella al subir un muslo sobre mí para alcanzar con sus besos mi cuello y mis orejas, sintió la dureza de mis normales 18 centímetros, los que cogió con su mano.
– Suavecito, le dije en un murmullo.
Ella me obedeció y empezó delicadamente a subir y bajar su mano lentamente alrededor de mi verga ardiente.
Mientras lo hacía, empezó a descender con sus besos desde mis tetillas hasta el abdomen y de allí a mis entrepiernas.
Yo me dejaba hacer, por el placer que sentía y por la calidez con que actuaba Cecilia.
Poniéndose en cuatro se puso cómoda para iniciar una mamada extraordinaria, a la vez que me dejaba su conchita al alcance de mis manos, así como sus hermosas y redondas nalgas.
Mientras ella devoraba mi verga con su linda boca, yo inicié una delicada, pero precisa caricia principalmente sobre su clítoris.
Ella separó sus muslos favoreciendo mis exploraciones.
No estaba recargada de vellosidades en la zona. Los labios de su vulva se sentían congestionados e hinchados. Su monte de Venus se sentía prominente. Los pliegues superiores de su vulva cubrían ...
... un clítoris, hermoso y como un pequeño pallar, pero escurridizo hasta que lo llegué a fijar entre dos yemas de mis dedos, haciéndola gemir de placer y mover sus caderas de un lado a otro.
Sin embargo, Cecilia no dejaba de chuparme, succionarme y, alternativamente, lamerme la verga.
De rato en rato, se la sacaba de la boca y me la recorría de arriba abajo con su lengua, aprovechando cuando estaba por la base, para besarme los testículos y las entrepiernas.
Con sus dientes puestos en la base del glande y rotando algo la cabeza y su mandíbula inferior, me hacía sentir un placer indescriptible.
Pero yo tampoco me quedaba atrás, su conchita estaba ciertamente muy húmeda y me permitió ingresar con facilidad dos y hasta tres dedos. Con movimientos de vaivén, le acariciaba toda la parte anterior de la vagina, especialmente en la parte donde se encuentra el punto G, tan comentado.
Así, los dos “trabajamos” a conciencia, dando y recibiendo placer, sin darnos respiro ni cuartel.
De esa manera Cecilia llegó a dos orgasmos sucesivos y durante los mismos, se mantuvo quieta con mi verga dentro de su boca.
Pasados los espasmos del caso, siguió acariciando mi glande y el tronco de mi verga con su lengua, labios y boca entera.
Yo ya estaba ansioso por penetrarla, pero eso significaba parar el delicioso momento e interrumpir la dedicación que me estaba brindando Cecilia.
Me abandoné a sus caricias y al poco rato, cerré los ojos cuando sentí que me venía bajando una ...