EL ENCUENTRO
Fecha: 08/09/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: andy, Fuente: RelatosEróticos
... eyaculación como si fuera un torrente, que descendía desde la cabeza.
Puse rígido mi cuerpo y ella empezó a recibir mis jugos vitales en la boca.
Estimulaba su salida cogiéndome los testículos, succionándome el glande y con la otra mano, recorriéndome el tronco de la verga. Dado el volumen de semen que emití y el deseo de Cecilia de gratificarme, ella se lo tragó con fruición y no separó su boca hasta que, succionándome el pene, se dio cuenta que ya había salido todo.
Ambos estábamos rendidos y abrazados, nos quedamos unos buenos minutos dormitando. Como no podía quedarme a pasar la noche en el hotel por razón de su pronto viaje, tuve que desperezarme.
Nos besamos amorosamente y me fui a tomar una ducha de agua tibia.
Ella se ofreció para enjabonarme la espalda, cosa que le agradecí.
Me pasó sus manos enjabonadas por la espalda y por las nalgas y muslos.
Volvió a llenar sus manos de jabón y volteándome, empezó a enjabonarme el pene que, aunque algo flácido, estaba inquieto.
Luego me quitó el jabón rociándome agua tibia con la ducha-teléfono y me dio la sorpresa de comerme la verga otra vez con su boca. Esta llegó a ponerse como palo a pesar que mi próstata ya había cumplido con una fuerte descarga.
Salí de la ducha con el cuerpo mojado y con la verga en ristre, hice que subiera una pierna y apoyara el pie en el borde de la tina y empecé a acariciarle su conchita que ya estaba húmeda nuevamente, mientras que le besaba el cuello y las orejas. Ella ...
... me agarraba suavemente la verga con una mano y con la otra se ayudaba a masturbarse con mi verga, hasta que logró otro orgasmo, el cual la relajó un par de minutos. Al notar que yo seguía empalado, se deslizó hasta quedar de rodillas y tomando mi verga fuertemente de la base, se la metió a la boca.
Yo sentía como su lengua se arrugaba para al envolverse sobre el cuello de la base de mi glande, para dar luego pase al movimiento de un lado a otro en su boca, abultando interiormente sus cachetes.
Era imposible descifrar todos los movimientos que hacía y todas las sensaciones que sentía, hasta que la tomé de la cabeza con las dos manos por debajo de sus orejas y la atraje hacia mí, clavándole repetidamente todo lo que podía en la garganta, que ella protegía con su lengua. Cerré los ojos y dejé que su sabia boca acabara de sacarme la última gota de semen de mis testículos.
Cuando acabó, noté que el glande lo tenía del color de una fresa madura.
Mientras me vestía todo llego a su normalidad. Ella retornaba al día siguiente a su país. Nos besamos largamente y nos comprometimos de repetir esta experiencia bien sea en su país, en el mío o donde llegáramos a coordinar.
Este encuentro había sido un hecho inolvidable que me mantuvo muchos días entretenido en su recuerdo y con muchos deseos de revivirlo. Le prometí que en la próxima oportunidad iba a ocupar su vagina con mi verga y luego, probaría de romperle el culo, a pesar que éste probablemente ya había sido roto por su ...