Doña Gadea
Fecha: 12/09/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos
... sacó el tema de sus pechos, no es que se sintiese acomplejada, pero estaba alarmada del tamaño al que habían llegado con la lactancia. Volví a deshacerme en elogios y a punto estuve de pedirle que me los enseñase.
Casi al final de la noche debió sentirse ridícula al darse cuenta que habíamos hablado solo de ella, empezó a interrogarme sobre lo típico, novios, trabajo, familia... Le conté lo de mi reducción de jornada y en cuanto a chicos fui bastante clara al decirle que no me interesaban. A punto estuvo de ir más allá con la pregunta, pero ahí se quedó la cosa.
Me gustó que me despidiese en la puerta de su casa con dos besos. Serían las tres de la madrugada. Me cepillé los dientes rápidamente y me metí en cama para masturbarme, no necesitaba hacer nada especial para que ella me escuchase a través del tabique mientras se metía en cama, mi somier hacia un ruido terrible y me follé con mis dedos moviendo las caderas como una posesa. Me corrí exagerando un poco mis jadeos, se me hubiese podido escuchar en el primero.
Capítulo 5
Los días siguientes nuestra amistad fue afianzándose. Como tenía las tardes libres raro era el día en que ella no se pasaba a tomar un café en mi casa o yo en la suya. Me sorprendió con una propuesta que no me esperaba, aunque visto el aire de superioridad con que solía tratarme debería haber esperado algo así. Me ofreció trabajar en su casa por las tardes, un par de horas, ayudándole con el niño, la limpieza, la compra etc... Yo lo rechacé ...
... amablemente y le dije que sería un placer ayudarla siempre que lo necesitase, sobre todo ahora que tenía tiempo, pero no quería comprometerme sabiendo que en unos meses volvería a trabajar a jornada completa.
La verdad es que unas semanas atrás hubiese aceptado sin titubear con tal de estar con ella, pero ahora eso ya lo tenía. Además, algo que ella no sabía, era que a pesar de mi edad mi situación económica era más que holgada, el año que estaba finalizando había vendido unos quince pisos, sólo eso, sín contar mi sueldo fijo y las comisiones por alquileres, era más que su sueldo de profesora. Quiero decir que, respeto mucho a todas las chicas que se dedican al servicio doméstico, mi propia madre lo hizo durante veinte años en Suiza, pero yo no lo necesitaba.
En cuanto a mi vida sexual, me ocurrió algo muy agradable al día siguiente de nuestro primer café. Como he dicho prometí dejarle alguno de mis tangas para que viese si le resultaban cómodos. A mediodía la vi en su cocina desde la mía, nuestras ventanas estaban cerradas porque hacía frío. Le hice un gesto para que esperase un momento y no se fuese, corrí a mi habitación y agarré los dos tangas que más me apetecía que estuviesen sobre su piel. Se los mostré frente a la ventana y ella sonrió y me pidió con la palma de su mano que esperase también. Volvió en un minuto enseñándome mi sujetador, me lo había dejado en su habitación. Abrimos nuestras puertas y nos intercambiamos las prendas. De cerca pude ver que el camisón ...