1. Doña Gadea


    Fecha: 12/09/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos

    ... que llevaba transparentaba bastante y no llevaba sujetador, era muy bonito, color púrpura, tenía la espalda completamente desnuda, los tirantes se ataban detrás del cuello como un bikini, supongo que le resultaba cómodo para dar de mamar y no era demasiado largo, sus piernas debían lucir muy bien, era casi como un vestido de verano. Digo debían porque yo no conseguía sacar mi vista de aquellos pechos cargados de leche y balanceándose hacia los lados a la altura de su ombligo. Se le veían perfectamente las areolas a través de la tela y pude confirmar que sus pezones sobresalían más un centímetro sobre ellas. Me prometió probarse los tangas y yo me prometí a mí misma seguir con la limpieza de mi casa y no correr a masturbarme.
    
    Un par de horas más tarde entré en la cocina y Doña Gadea echó un buen bidón de gasolina sobre el fuego que ardía en mi interior desde que vivíamos "juntas". Seguía con el mismo camisón y frente a la ventana me hizo un gesto para llamar mi atención y se levantó el camisón hasta encima de la cintura, me enseño el tanga por delante y por detrás, yo disimulé como pude mi sorpresa y le pregunté qué tal con un gesto. Ella hizo el signo de O. K. y un gesto de agradecimiento y leí en sus labios un: ya hablaremos.
    
    Y esta vez sí que corrí al salón y me acomodé en una butaca que me encantaba, me hundía en ella y colocaba mis piernas sobre los apoyabrazos, tan abierta que mi coñito se tragaba de todo en esa postura. Nunca agradeceré lo bastante a mis abuelos ...
    ... la figurita de Lladró que me regalaron para el salón, su cabecita suave y fría de porcelana se calentaba poco a poco rozando los labios de mi coñito y ya había estado dentro de mi más de una vez, pero aquel día tras la cabeza fue el resto del cuerpo. A pesar de ser tan irregular me encantaba sentirla abriéndose paso hacia dentro de mí, tan suave. La dejé un rato dentro y luego la saqué despacito para que se produzcan esos hilillos de jugo vaginal que parecen queso fundido. La lamí a conciencia. Era curioso lo mucho que me gustaba cualquier objeto con aspecto fálico y el poco interés que en mi despertaban los hombres. Aún a mis veinte años, me preguntaba a veces, que pasaría conmigo si llegado el momento de comerme mi primer chocho no me gustaba. ¿Tendría que ser asexual toda mi vida? Me preocupaba si el olor y el sabor me gustaría. Me tranquilizaba que el mío me encantaba y que años atrás, en la playa, mientras mi amiga Marga y su madre se bañaban, un día que apenas había gente, había cogido discretamente sus bragas de la bolsa y su olor me había excitado muchísimo.
    
    Capítulo 6
    
    Fue un día a principio de diciembre cuando nuestra relación tomó su primera gran curva, yo tenía mucho miedo de correr demasiado y que la fuerza centrífuga me diese el gran hostiazo contra la cuneta, y debo reconocer que no fue mérito mío el dar aquel giro, si de mi dependiese todavía estaríamos en la línea de salida.
    
    Salí de trabajar y como tantos días en Galicia llovía y hacia viento. El coche ...
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