1. Doña Gadea


    Fecha: 12/09/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos

    ... profundo y recorrí las tres habitaciones de mi nueva casa, el baño, el salón, la cocina. En aquella época, principios de los noventa, los pisos eran ridículamente grandes, nada que ver con los de hoy en día. Decidí que inauguraría mi castillo con un baño de espuma. Me quedé unos minutos disfrutando del silencio, solo se oía el chisporroteo de la lluvia golpeando la cubierta del patio al que daban la cocina y el baño. Pude oír que alguien subía, solo podía ser mi vecina con su bebé, meses atrás la habíamos conocido cuando mi padre y yo subíamos para echar un vistazo y ver que todo estaba bien en el piso. Estaba embarazada y ante la falta de ascensor, recuerdo que la ayudamos a subir la compra. Era Gadea, bueno, debería decir Doña Gadea, porque en realidad yo la conocía de haber dado clase en mi instituto mi último año allí. Aunque no había sido mi profesora yo me había fijado muchas veces en ella, a mí me parecía muy guapa, aunque no tenía una belleza, digamos "estándar". Tenía solo unos treinta años y era pelirroja, con muchas pecas, pelo liso, media melena, muy delgada pero no flaca, quiero decir, que su figura era muy proporcionada, tenía un muy buen culo, muslos muy marcados, no era lo que se suele decir "un saco de huesos". Eso sí, por encima de todo, recordaba el tremendo par de tetas que tenía, maldecía mi suerte cada vez que me cruzaba con ella en los pasillos, entre clase y clase, por no haber sido su alumna.
    
    Estaba empezando a jugar con mi coño cuando oí como ...
    ... cerraba la puerta de su casa y la luz de su cocina iluminaba el pequeño patio interior. Yo tenía la luz del baño apagada y ella no sabía que me había instalado ese mismo día. Me faltó tiempo para secarme y ponerme mi albornoz, la persiana del baño estaba bajada, pero desde mi cocina podía ver la suya, ya era casi de noche y sus cortinas estaban abiertas. Estuve esperando hasta que apareció en la cocina, llevaba vaqueros y un jersey, no había tenido tiempo de cambiarse, pero bajo el jersey vi que aquellos dos melones se habían convertido en sandías xxl con la maternidad, aun dándome la espalda las veía sobresalir hacia los lados, llegaban hasta su ombligo, y no parecía que las tuviese caídas.
    
    Me excitó muchísimo el observarla agazapada en la oscuridad de mi casa, estuve esperando más de una hora a que se cambiase, me preparé un sándwich a oscuras para que no descubriese que tenía compañía. Me puse tan cachonda que, impaciente porque apareciese de nuevo en la cocina, empecé a toquetear mi rajita y me corrí observando su encimera. Por fin, la vi de nuevo y... bueno apareció con un viejo pijama, la goma del pantalón había dado de sí y cada vez que se agachaba podía ver un culito precioso, se lo subía constantemente pero se caía de nuevo. Aquel sube y baja me puso a tono rápidamente y agarre mis tetas como preámbulo de la segunda paja que iba a hacerme. La maldecía por no ponerse algo más sexy pero la excitación de ver sin ser vista obró milagros. Mientras ella se preparaba algo de ...
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