1. Doña Gadea


    Fecha: 12/09/2024, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos

    ... piernas y pude tocar su coño perfectamente, rebosaba jugo y yo empecé a masturbarla lo mejor que pude, era la primera vez que me veía en una así, pero supuse que lo que me gustaba a mi le gustaría a ella. Alternativamente masajeaba sus labios y la entrada y también metía un par de dedos hasta el fondo. Estaba muy excitada y parecía que le gustaba más que la penetrase, llegué a meter un tercer dedo y entraban con facilidad. Quería dejar el clítoris para el final, pero aquello se me fue de las manos. Cuando iba a sacar los dedos para jugar un poco con él ella agarró mi muñeca y con un grito sordo pedía más y más. Ya no pude hacer más que follarla con mis dedos hasta que se corrió. Era la primera mujer que se corría junto a mí, intenté besarla en los labios, pero me rechazó, intenté apartar la tela de su camisón y comerme sus pechos, pero tampoco me dejó. No sabía si le había gustado o no. Yo no me corría como ella, sus gestos, sus suspiros parecían más de sufrimiento que de placer.
    
    Yo tenía el interior de mis muslos empapados con todo lo que salía de mi coño, pero en ese momento no existía nada ni nadie más en el universo que esa mujer. Tras unos minutos volvió a rechazar otro beso y yo me limité a besar y lamer su brazo como un perrito, eso parecía estarme permitido. Fui bajando hasta su mano y metí dos de sus dedos en mi boca, eso le gustó porque empezó a moverlos, a tocar el interior de mi boca, mi lengua, el interior de mis labios. Saqué su mano y se la besé, la puse ...
    ... sobre uno de sus pechos para que, ya que yo no podía, al menos ella pudiese tocárselos. Me dejó que deshiciese el nudo que sujetaba el camisón tras su cuello y se incorporó ligeramente sobre la almohada, se destapó hasta la cintura y los descubrió. Al menos era un gesto de generosidad por su parte. Yo me incorporé también e impresionada de ver aquellos melones tan de cerca me puse a masturbarme. Se veía bien con la luz de la calle y ni se me ocurrió pedirle que encendiese la lámpara. Mientras avanzaba con mi paja volví a intentar tocárselas. Volví a ser rechazada pero esta vez ella empezó a mareárselas, tenía las tetas tan grandes que, en esa postura, llegaban hasta su cintura, eran como dos peras enormes, tenía que sobárselas de una en una porque necesitaba las dos manos para poder agarrar cada una. Aguanté lo que pude, pero cuando se puso a jugar con uno de los pezones, apretándolo suavemente para que creciese y se pusiese duro, las yemas de sus dedos se llenaron de leche y un hilillo blanco empezó a correr hacia su pubis y mojar la parte superior de su coño. Fue demasiado para mí, me dejé llevar y tuve el mejor orgasmo de mi vida hasta ese momento.
    
    No me di ni un segundo de aliento y probé suerte, mientras aún mi orgasmo sacudía mi vientre bajé hasta sus rodillas y me puse a besar sus muslos, Doña Gadea parecía querer más y flexionó y abrió sus piernas y en penumbra puso su coño frente a mi cara. Percibí el aroma que de él me llegaba, no se parecía en nada al del mío. ...
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