Doña Gadea
Fecha: 12/09/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos
... interesaba por la novedad. Noté que me miraba, como esperando mi atención y me giré sonriente, ella me devolvió la sonrisa al instante y abrió un momento la ventana, yo hice lo mismo y nos saludamos. Fue una conversación breve, a ella le sonaba mi cara, y yo reconocí recordarla de mi último año de instituto y le mostré mi alegría por saber que no estaba sola en el edificio. Ella dijo sentirse aliviada de tener una vecina porque a esa hora la academia del primero cerraba y se quedaba sola. No me sorprendió que me preguntase si era de alguna aldea cercana, ella pertenecía a la pequeña burguesía del pueblo y conocía a todo el mundo, las cosas en Galicia son así. Ese aire de superioridad hacia mí me hacía más gracia que otra cosa, no era su caso, pero hay gente en todas partes que lo más importante que hacen a lo largo de su vida es nacer en un lugar concreto.
Me alegré de haber hecho la luz en mi casa, por fin mi vecina había echado a lavar el pijama, mientras yo terminaba de cenar, la vi en su cocina con un pantalón de chándal y nada más y nada menos que una camiseta blanca de algodón, con tirantes. Encima le quedaba bastante ajustada y se marcaban muchísimo sus enormes cántaros. En menos de cinco minutos estaba yo fregando mis cacharros y apagando la luz de mi cocina, encendí la del baño unos minutos para simular que me iba a la cama y me coloqué en mi puesto de observación. No había prisa, sabía que ella cenaba muy tarde. Yo me había puesto un jersey de punto que tenía, ...
... muy calentito, me llegaba hasta la mitad del muslo, solía dejarme un rato puesto el tanga, algo que pocas llevábamos en ese tiempo por cierto, me erotizaba esa minúscula pieza de tela, me gustaba acariciarme los muslos, subir mis manos hacia arriba y encontrarme las tiras del tanga, los destrozaba todos a base de tirar de ellas para que la tela se metiese en medio de mi rajita y se empapase bien de mi jugo. Esa noche los tiempos fueron perfectos, Gadea dejó su cocina iluminada hasta que estuvo lista para cenar y justo en ese momento yo me quitaba el tanga para pasar a la acción y dejar de jugar. Estaba impresionante con su camiseta, sus tetones contrastaban con sus brazos, que parecían delgadísimos y le daba un aire mucho más joven y pensé que a lo mejor se la había puesto para mí. Al fin y al cabo, cuando habíamos charlado antes todavía llevaba mi odiado pijama.
Esa fue la última paja que me hice antes de depilarme completamente. La recuerdo por eso y porque había tomado unos melocotones en conserva de postre y descubrí que el almíbar que traen te hace una saliva deliciosa, no es que necesitase lubricación extra, pero me gusta de vez en cuando extender algo de saliva sobre el clítoris y sacarlo de su escondite para maltratarlo un poco. Mientras me tocaba mis labios vaginales con una mano me metía los dedos de la otra en la boca y me imaginaba que eran sus dedos, me tocaba la parte interna de mis mofletes como si tuviese mis dedos dentro de su coño. Tenía limpio y listo un ...