Doña Gadea
Fecha: 12/09/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos
... pidiendo ser el protagonista de la traca final. Gadea empezó a gemir y a quejarse como hacía siempre y se corrió con la lengua de su hermana dentro de ella, mis celos fueron a más porque su hermana simplemente le dio una pequeña tregua, beso sus ingles, Gadea levantó sus rodillas y las juntó y sujetó pasando sus dos brazos por detrás de ellas y continuaron a por el siguiente. Gadea le pidió que le comiese un momento el ojete para recuperarse y a mí me pidió por favor que me ocupase del culo de su hermanita. Obedecí sin rechistar, llevaba un rato viendo el culo en pompa de Elena y no me parecía mala idea, pero es que se estaba tan bien en la butaca, en primera fila, cuando además al otro lado de la cama había un enorme espejo en la puerta del armario. El melocotón aquel ya no estaba tan rojo y el agujerito apuntaba hacia el cielo, dejé caer sobre él un chorro de saliva y recordé algo. Me bajé hasta acercar mi boca a la oreja de Elena y susurré en su oído.
-Me voy a encargar de tu agujerito, pero antes vamos a darle una sorpresa a la guarra de tu hermana, ¿sabes lo que la excita?
Le conté mi plan y Elena asintió con la cabeza. Gadea irguió su torso interesándose por nuestro cuchicheo y recibió dos escupitajos en toda la cara. Nos llamó putas y nos dijo que la íbamos a matar de placer, mientras nosotras descargábamos en su cara hasta la última gota de saliva que teníamos, algunos salivazos entraron directamente en su boca, otros cegaron sus ojos, toda nuestra saliva corría ...
... hacia abajo por su cara.
Gadea perdió el control y empezó a suplicarnos que le diésemos cariñito, se fue al salón y volvió con la madera con la que tanto placer le había dado a su hermana. Yo no sabía qué hacer, ni falta que hacía, porque su hermana agarró la tablilla para el incienso y empezó a golpearla en los muslos, lo hacía con una fuerza razonable porque sabía que sino yo me asustaría. Elena me dijo que me sentase y me relajase. Yo empezaba a ver aquello como normal y hasta conseguí que me excitase. Definitivamente Elena sabía lo que hacía, colocó a Gadea boca arriba sobre la cama, con las piernas estiradas y las rodillas ligeramente abiertas. Empezó a golpear la vulva de Gadea con la parte plana de la madera, primero muy suave y poco a poco más y más fuerte, Gadea se retorcía de placer, el sonido seco de la madera empezó a sonarme cada vez mejor y cuando Elena sentó su coño sobre la cara de Gadea y está empezó a chuparlo me corrí de nuevo mientras veía como la vulva depiladas de mi novia iba poniéndose cada vez más roja.
Elena, de rodillas sobre la cama, estuvo unos minutos moviendo sus caderas con la cabecita de Gadea debajo, casi sentada sobre su cara, aquello ya no era una mamadita de coño porque Elena lo restregaba por toda la cara de su hermana y dejó de golpearla en el pubis para agarrarse los pezones y zarandear sus tetas. Gadea prefería la madera a su mano, pero a falta de cariñito se hizo una paja mientras su hermana seguía embadurnando toda su cara del ...