Doña Gadea
Fecha: 12/09/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos
... jugo de su coño. La traca final vino cuando con Elena a punto de correrse su hermana, sin dejar de frotarse, le descargó encima toda la Coca-Cola que se había tomado. Gadea se bebió toda la que pudo, yo ya me conformaba con que no se ahogase con la meada. Se corrió casi inmediatamente, en cambio su hermana vino junto a mí y me pidió por favor que la rematase. Tardo apenas un minuto en correrse, su chocho era como mantequilla.
Capítulo 17
No sé cómo conseguimos meternos las tres en la bañera, pero lo hicimos, tampoco sé cómo pudimos adecentar la cama, pero conseguimos darle la vuelta al colchón y comprobamos que la meada no había llegado al otro lado. Antes de meternos en cama para dormir las tres juntas, Gadea nos dijo que tenía que quitarse leche, su cara de vicio lo decía todo. La abeja reina se acostó en medio y Elena y yo a los lados. Cada una agarramos a dos manos una de aquellas maravillas de la naturaleza y nos metimos la gominola en la boca. Aquella leche, que al principio me excitaba, pero no me gustaba demasiado, se había convertido en un vicio para mí, ese sabor dulzón me emborrachaba. Veía a Elena chupar su pezón y pensaba que nunca conseguiría dormirme aquella noche sin dejarme el chocho en carne viva a pajas. Ver a aquella mujer a sus treinta y tres iniciarse en el lesbianismo y el incesto la misma noche y verla enganchada al pecho de su hermana mamando su leche es algo que nunca se irá de mi cerebro y que necesitaba gritar anónimamente con este ...
... relato.
Me gustaría poder gritar bien alto, para que todo el mundo me escuche los verdaderos nombres de mi profe y su hermana, el nombre del pueblo gallego donde todo esto ocurrió e incluso la dirección de aquel edificio semivacío donde dimos rienda suelta a nuestros vicios y caprichos durante diez maravillosos años.
Aquella misma noche, mientras charlábamos ya más tranquilas y nos masturbábamos sin parar, Gadea sentó las bases de lo que sería nuestra relación en los años por venir. Ella estaba enamorada de mí, me quería con locura, así que Elena solo sería bienvenida una vez a la semana, preferiblemente los sábados. Eso sí, esa noche ella sería la protagonista y nosotras sus esclavas. Si lo hacíamos bien, se pasaría la semana con el coño mojadito esperando que llegase el fin de semana.
Nosotras nos reíamos con sus ocurrencias, pero lo verdad es que los diez años siguientes se parecieron mucho a lo que Gadea esbozó aquella noche. El problema de mi soledad, cuando su marido venía a casa, lo zanjó asignándole a Elena la tarea de venir a mi casa al menos tres veces por semana a echarme, literalmente, un buen polvo. Se que Gadea, a su manera, me quería de verdad, acabé entendiendo que mis relaciones con su hermana eran una parte más de lo mío con ella, llegué a apreciar mucho a Elena, después de nuestro mal comienzo, pero lo que sentía por Gadea era otra cosa.
Lo más increíble es que nos dijo que tendría otro hijo y luego se reduciría los pechos y tal que así ocurrió. La verdad ...