Doña Gadea
Fecha: 12/09/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Rosa1972, Fuente: CuentoRelatos
... playa y las tetas de la madre de Marga a la cocina de mi vecina y cuando ya estaba a punto de correrme de nuevo le fui infiel a las dos con la chica que me había atendido en la frutería del supermercado. Era de mi edad, guapa y más bien delgada. La faldita azul del uniforme le sentaba tan bien con unos pantys negros, me miraba curiosa mientras yo escogía con mi mirada el pepino, esbozó una sonrisa cuando yo lo rodee con mis índice y pulgar, haciendo un círculo para medir su calibre. Yo ni siquiera disimulé comprando alguna fruta más, la observé mientras pesaba el pepino y acabamos dándonos mutuamente las gracias con nuestras mejillas enrojecidas.
Al final mientras me sacaba la hortaliza para correrme frotando mi clítoris Gadea volvió a mi mente y volví a mamar y beberme la leche de sus pechos mientras un seísmo recorría mi cuerpo con epicentro en mi chochito. Dormí muy bien.
Capítulo 3
Los días siguientes no hubo grandes novedades, por las mañanas me despertaba pensando que tenía que buscar una chica de mi edad, irme a un lugar más grande, Santiago o quizás Coruña. En aquellos tiempos una tenía la sensación de que era la única lesbiana sino del planeta si de aquel pueblo. ¿Cuándo iba a poder dar rienda suelta a mi sexualidad allí?
El fin de semana mis padres y mi hermano vinieron a visitarme, me inventé una excusa y les hice mover mi cama y todos los muebles a la habitación que estaba pared con pared con la de Gadea, lo había comprobado una noche escuchando como ...
... se metía en cama. Me apetecía mucho dormir a su lado, aunque fuese con un tabique en medio. A lo largo de la semana fui enterándome poco a poco de cómo era su vida. Es lo bueno de vivir en un sitio así, menos yo, allí todo el mundo parecía conocerlo todo de los demás. Se había casado embarazada hacia poco más de un año, su marido era marinero, por eso vivía sola. Bueno, para ser exacta capitán en un barco mercante, daba igual, capitán o marinero su familia se había llevado un disgusto gordo. Su padre era el notario y su abuelo lo había sido también, su hermana la secretaria del ayuntamiento y su madre era funcionaria en el juzgado. Que Gadea quisiese dedicarse a la enseñanza fue un contratiempo, pero lo del marino mercante resultó, según me contaron, en una baja médica de varios meses de su madre. Caray con Doña Gadea.
Tardé casi dos semanas en conseguir coincidir con ella en el portal, estuve estudiando sus horarios, pero teniendo que trabajar era difícil. Al final tuve suerte y cuando subía a casa para comer al mediodía ella llegaba cargada con el pequeño y las bolsas de la compra. Por supuesto la ayudé con las bolsas y subimos juntas. Tuvimos la típica conversación sobre el tiempo y la ausencia de ascensor. Al llegar arriba me invitó a entrar en su casa y me pidió que esperase unos minutos si me apetecía charlar un rato, quería pedirme que hablase con mis padres sobre la posibilidad de instalar un ascensor. Yo accedí y me quedé sola en el salón frente a un cuadro enorme ...