1. Susan, la gringa de 60


    Fecha: 13/09/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: hecmat20, Fuente: CuentoRelatos

    Se llamaba Susan, pero le decían Sue y trabajaba en la tienda del correo postal. Era rubia, de tez blanca y de ojos celestes. Media casi 1.80 metros, de cara muy bonita, un poco narizona, un rasgo que me fascinaba y de cuerpo del el que alguna vez fue atlético. Nos comenzamos a ver seguido porque por un periodo de dos semanas mandaba paquetes o sobres con muchas fotos a uno clientes que estaban fuera del estado de donde vivo en USA. Siempre me trato de “Sir” cuando me tocaba ella cerca a la hora del “lunch” y yo trababa de estar a esa hora para que me atendiera. Al principio se comportaba muy formal pero después de fue ablandando y hasta soltaba unos gestos coquetos. Vestía siempre su uniforme de polo con cuello color azul y su pantalón de tela color negro. No vestía ningún anillo en sus manos, excepto en el dedo índice, uno de color negro con tonos celestes como sus ojos.
    
    Me gustaba su delicadeza, su sonrisa y sus lindos pechos cuando volteaba y el polo se apretaba sobre su cuerpo. La señora se mostraba dulce, pero con autoridad, con energía jovial y coqueta en sus “Buenos días”. Después de un tiempo mi viaje al correo postal dejó de ser tan seguido así que no la veía seguido. Un hola, un chao, una sonrisa y un coqueteo quedaban allí sin más que darle vuelta a este amor que se había convertido en platónico. Era una señora muy sensual.
    
    Revisando una página de citas, encontré a Susan. Se describía como como una persona sencilla, con buenos modales, divorciada hace ...
    ... unos 5 años, pero lo sorprendente de todo es que tenía unos 59 años. Lucía muy bien en las fotos de su perfil. Ya sea en vestido de gala o con shorts vaqueros. Le di un “ME gusta” y no pasaron muchos días para hacer el match. Conversábamos de todo un poco, ella contaba graciosamente sus últimas citas en la cuales siempre el pretendiente quería algo serio y ella solo algo casual. No podían entender que en sus casi 60, alguien estuviese buscando algo formal. A pesar de llevarme casi 20 años, la invite a salir y ella tuvo la buena onda de aceptar. La primera reunión fue en un bar, la pasamos bien viendo el futbol americano en la tele un jueves. Coqueteamos, rozábamos codos y manos y rajábamos de la gente a nuestro alrededor. Al final me dio un beso sensual en la mejilla con un abrazo enterrando sus buenos senos sobre mi pecho y despidiéndose con una mirada hacia atrás al entrar a su casa.
    
    Sue tenía su encanto, un cuerpo en buena forma para su edad y un buen trasero que sabía menearlo al caminar. No me lo quitaba de la mente al recordar como entraba a su apartamento propio. No tenía un vientre plano ni tampoco brazos fuertes, pero era muy atractiva con una sonrisa que conquistaba. Intercambiamos números telefónicos, pero casi nunca lo usábamos, todo era comunicación mediante la página de citas. La vi un día en el correo por la tarde, le habían cambiado de horario y con una sonrisa me conto que sus últimas salidas habían sido un desastre. Con gracia le susurre que porque no lo ...
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