1. Vecina dominante


    Fecha: 20/09/2024, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Viví de niño en un pueblito en el interior, y en un terreno donde, además de la casa en la que yo vivía, había otra casa al fondo del terreno.
    
    En esta casa del fondo vivía Cristina, una niña hermosa, que tenía la misma edad que mi hermana mayor.
    
    Todas las tardes se reunían y jugaban con muñecas, etc..., como no había niños con quienes jugar, yo me quedaba con ellas. En estos juegos infantiles yo siempre era el hijo de la casa, y Cristina siempre hacía el papel de madrastra.
    
    En uno de estos juegos, no recuerdo el contexto, pero algo hice mal, y Cristina (la madrastra de la historia), sin perder tiempo, me bajó el short, se quitó su hawaiana, me puso de rodillas. Y me dio unos chancletazos en el trasero.
    
    Después de varios chancletazos, frotó su chancla en mi boca, como si me amenazara para la próxima. Recuerdo muy bien esa ojota, era un modelo tradicional de hawaiana azul, muy usada, con la forma del pie de Cristina estampada.
    
    Realmente no entendía, pero me encantaba eso de estar en su regazo, y recibiendo chancletazos, era raro, pero quería quedarme ahí todo el día.
    
    Bueno, durante los días siguientes intenté de todo para "que me castigara”, pero fue en vano, y así fueron los siguientes meses. Pero parecía que nunca volvería a saborear ese delicioso regazo y sus chancletazos.
    
    Todo eso no salía de mis pensamientos, pasaba horas mirando sus pies y sus hawaianas, hasta que un día, estaba en su casa, y era hora de que se fuera a la escuela, me di cuenta cuando ...
    ... se quitó la chancleta en el baño de la casa, se despidió de su madre y se fue a la escuela.
    
    Inmediatamente le pedí permiso a su madre porque quería usar el baño. Fui al baño y allí estaban sus hawaianas. Las tomé en mis manos y pude sentir que todavía estaban calientes por el calor de los pies de Cristina. Empecé a olfatear, y luego comencé a lamer esas chancletas. Eso fue maravilloso, quería golpear mi propio trasero con ellas, pero no lo hice porque su madre me escucharía.
    
    Me quedé allí saboreando y soñando con Cristina, incluso perdí la cuenta de cuánto tiempo estuve allí en su baño.
    
    Entonces comencé a sentir un gran deseo no solo de ser golpeado por Cristina, sino también de poder oler y lamer sus pies (que siempre fueron hermosos).
    
    Pero no tuve éxito, fueron varios intentos y nada. Después de eso, todas las mujeres que tenían lindos pies y usaban chancletas, soñaba con poder lamer, olfatear y ser golpeado.
    
    Empezó a llegar mi adolescencia, y este deseo se convirtió en un fetiche muy grande. Cristina, ahora mucho mayor, aún vivía en el mismo patio trasero, y siempre que tenía la oportunidad, tomaba sus chancletas y me masturbaba, olfateaba, lamía y disfrutaba y soñaba con todo lo que no podía hacer con sus pies.
    
    Muchas veces lamí esas chanclas, muchas veces me masturbé lamiendo esas chanclas. Mi deseo era tan grande, que varias veces la vi durmiendo en el sofá, entré sin hacer ruido, tomé sus chancletas y las llevé al baño para masturbarme.
    
    Una tarde ...
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