1. Vecina dominante


    Fecha: 20/09/2024, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ansiedad, que no podía ni hablar.
    
    Cristina vino a mi lado, me tomó de la oreja y con la otra mano me bajó los shorts hasta la rodilla.
    
    Me arrastró hasta el inodoro, bajó la tapa y se sentó allí cruzando las piernas, balanceando el pie haciendo que la chancleta le resonara en el talón, y empezó a decir:
    
    - ¡¡¡No lamas mis pantuflas a escondidas!!! ¡Así que ahora vas a lamerlas aquí mismo en mis pies! ¡¡¡Vamos, arrodíllate justo aquí enfrente!!!
    
    Hice lo que me ordenó y me quedé allí de rodillas, avergonzado, sin saber cómo hacerlo ni cómo salir de esa delicada situación. Cristina estiró sus pies cerca de mi boca y ordenó:
    
    - ¡¡¡Comienza a lamer pronto, antes de que pierda la paciencia!!!
    
    Hice el intento de quitarle la chancla, pero me lo impidió, inicialmente tuve que pasar mi lengua entre su pie y su chancla. Su sabor era algo familiar para mi paladar, y la vergüenza comenzó a dar paso a la emoción. Cristina se quitó la chancleta y comenzó a restregármela en la cara, en la boca. En ese momento no quería nada más, solo quería quedarme ahí, cumpliendo mi fantasía a cualquier precio.
    
    Cristina descruzó la pierna y, con la ojota en la mano, señaló su regazo. Me hice el tonto al principio, pero en el fondo sabía lo que iba a pasar.
    
    Me quedé en la misma posición que estaba, y ella se irritó, sacudió su chancla muy cerca de mi cara, me golpeó levemente y dijo:
    
    - Vamos niño, ven aquí y acuéstate en mi regazo, porque si tengo que hablar otra vez, ¡te ...
    ... golpearé en esa cara de desvergonzado!
    
    Me levanté rápidamente y con mis manos traté de ocultar mi erección, pero ella me quitó la mano y estaba mirando mi polla completamente dura. Con la chancla en la mano, comenzó a frotar y dar pequeños golpecitos a mi pene y dijo:
    
    - ¡¡¡Quiero ver si estará así después de la paliza!!! (Risa)
    
    Me acosté en su regazo, pero ella se aseguró de dejar que mi polla rozara sus piernas. Con una mano me sujetaba el pelo y con la otra empezaba a darme chancletazos por el culo. Me dio muchos chancletazos al principio, traté de moverme porque el dolor era grande, pero ella me sujetaba el pelo impidiendo muchos movimientos.
    
    Mi trasero ardía demasiado, y los chancletazos no paraban, las lágrimas comenzaron a fluir de mis ojos, tenía mucho dolor y comencé a llorar y gemir fuertemente con cada golpe de su chancla. Se detuvo... En este punto estaba completamente en llamas, pero no me dejó levantarme, y pateando la chancla que aún tenía en el pie dijo:
    
    - ¡Niño, toma mi chancleta y métela en esa boca, si te duele muérdela, pero no quiero escuchar nada más! Todavía te voy a golpear mucho hoy, y recién estoy comenzando, ni siquiera hemos llegado a la parte de la "correa". !!!!
    
    En ese momento temblé de miedo, tomé su chancla que estaba en el piso y me la metí en la boca. Su hawaiana era cálida, por el calor de sus pies y el estado de ánimo del momento.
    
    Los chancletazos comenzaron de nuevo, estaba llorando en voz baja, retorciéndome en su regazo, ...
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