1. Mi odiosa madrastra, capítulo 6


    Fecha: 21/09/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... correría hacia adelante nuevamente, pues los casos eran cada vez más numerosos, y parecía ser mucho más contagioso de lo que se afirmaba que era en un principio.
    
    Era por eso que verla a Nadia, a punto de salir de la casa cuando ya estaba anocheciendo, y para colmo, vestida de esa manera tan llamativa, me llevó a pensar que se había hartado de la cuarentena, y había decidido rebelarse.
    
    — Al supermercado —fue su respuesta, sin embargo, colocándose un coqueto cubrebocas negro con pintitas plateadas.
    
    — ¿Al supermercado? ¿Y vas vestida así? —dije, sin poder evitar preguntárselo.
    
    No era que me sorprendiera el hecho de que usara ropas diminutas, que dejaban muchas partes de su cuerpo al descubierto, pero ese vestido negro, corto y ceñido, que lucía en ese momento, era más para ir de fiesta que para andar por el barrio casi desierto, unos minutos antes de que todos los negocios de la zona cerraran. Además, se había puesto bastante perfume, y se había arreglado el pelo, que ahora estaba completamente lacio y prolijamente peinado.
    
    — No necesito más motivo que ese para ponerme linda —respondió, sin inmutarse ante mi asombro—. ¿Estoy bien así? —preguntó después, dando una vuelta, para que yo pudiera verla desde todos los ángulos.
    
    — Sí, qué se yo —respondí.
    
    Nadia salió apurada, pues si no lo hacía, el supermercado cerraría antes de que ella llegara. Había esperado hasta el último momento para hacer las compras, la torpe.
    
    Quince minutos después recibí un mensaje ...
    ... suyo. “¿Me ayudás con las bolsas?”, decía. Resoplé, fastidiado. ¿Qué se había puesto a comprar?, me preguntaba. No sabía que era de esas mujeres que iban a la tienda por un par de cosas, y salían de ellas con un montón de bolsas repletas de mercaderías que en realidad no necesitaban. De todas formas, ya me estaba cansando del aislamiento. Para alguien como yo, que no trabajaba, y que aún no comenzaba a cursar las clases en la universidad, el encierro se estaba haciendo muy duro. Así que salir a tomar un poco de aire fresco en la noche no me haría nada mal.
    
    Cuando salí, ella ya estaba a media cuadra.
    
    — Pero si no estás tan cargada —dije cuando la vi, sintiéndome estafado.
    
    Mi madrastra llevaba cuatro bolsas llenas de mercaderías. No era nada con lo que no pudiese lidiar una chica joven y deportista como lo era ella.
    
    — Qué raro, vos quejándote —fue lo único que atinó a contestar.
    
    Me entregó tres de las cuatro bolsas, quedándose con la más liviana, y volvimos al departamento. En los pocos metros que caminamos juntos, las escasas personas que andaban por la calle, haciendo las últimas compras del día, o paseando a sus mascotas, fueran hombres o mujeres, no disimularon su fascinación al ver a Nadia. A pesar de que solo podía ver sus ojos, debido a que todos iban con cubrebocas, estos eran sumamente expresivos. Y es que ella tenía su tonificado y voluptuoso cuerpo, que parecía a punto de explotar, dentro de ese diminuto vestido negro, el cual apenas alcanzaba a cubrirle ...
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