1. Novia Fiestera


    Fecha: 29/09/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... amiga va a venir.
    
    —Los vagos también me escribieron —dijo luego el chongo, revisando su celular.
    
    —Bueno, mandale el location-shon-shon —le responde ella cantando.
    
    Al cabo de un rato, el lugar estaba con mucha gente. Vino una de las mejores amigas de Daniela: Carolina, una rubia de cabello corto, con una ancha y bonita espalda, y de buena delantera. Aparte de ellas dos, había una chica más y el resto eran puros varones. Todos los invitados debían de seguir el carácter temático de la fiesta seminudista, con las chicas portando sus blusas o tops más su ropa interior, y los varones casi desnudos, sólo con sus calzones, porque Daniela ya no repartió más de sus blusas. Uno de los amigos de Carolina, que se mostró tímido, sólo se había quitado los pantalones conservando la remera, y no se apartaba mucho de ella. La otra chica no despegaba el trasero del sofá, y los demás varones, enfiestados, formaban una ronda alrededor de la anfitriona.
    
    Daniela, la estrella de la noche, bailaba en medio, no se cortaba un pelo y restregaba la cola a todos. Cada tanto venía la amiga y juntas hacían una danza sensual. En una oportunidad, se viene hacia mí y bailamos los dos pegaditos, ¡al fin! Estaba tan contento solo con ella, o eso creía, porque sin darme cuenta, el chongo se le pega por detrás y comienza a bailarle. Ella se da la vuelta y se inclina un poco para frotarme con sus nalgas mientras conversa con ese otro. Yo me aparto un poco para verlas mejor. Acaricio esas firmes y ...
    ... pomposas nalgas, con la completud de mis manos para sentirlas bien. Noto que se encuentran húmedas y me daba la sensación de que algo viscosas también. Me le pego igual porque me gusta mucho su cola.
    
    El trato que tienen ella y el chongo es enérgico, le decía él algo al oído y ella le respondía con una cachetadita por la mandíbula y a veces se hacían “broncas” apretando los dientes, como si se tuviesen mutuamente mucha ternura.
    
    —¿Y ese chico quién es? —le pregunto cuando se aparta.
    
    —No pasa nada, es sólo un amigo mío.
    
    Otros chicos se acercaban y solicitaban bailar con ella. Me pidió que me apartara un poquito, que ya luego me tocaría de nuevo el turno. Me voy a sentar en el sofá-cama, no podía creer cómo había escalado todo esto, pasar de un sábado tranquilo con mi novia a una auténtica fiesta descontrolada. Aquellos chicos más que bailar, lo que hacían era hablarle al oído nada más. El vaso se le acaba a ella y se acerca para pedirme que sirva más. Yo como que reniego un poco y ella me aplica su técnica de persuasión, la cual consiste en decirme repetidas veces en un tono aniñado: “ah dale, no seas malo”. Los demás chicos, a modo de chiste, le seguían el juego. Todas las miradas se posaron en mí, ahí echado con desgano en el sofá. Me incorporo y le digo:
    
    —Anda vos, te estuve sirviendo los tragos toda la noche. —Sólo quería alejarla de los otros chicos.
    
    Carolina, la amiga, me dice:
    
    —Ah dale cosito, no seas malo y preparale un trago a tu novia.
    
    —Bueno si me ...
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