1. En el Servicio militar


    Fecha: 26/10/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... patas sobre la alfombra, con mi pecho apoyado en la cama y los brazos separando mis nalgas. Con su pija aún humeda con mi saliva, se colocó detrás de mí, y guió la cabeza de su pija hasta mi culo. Yo sentía que estaba algo desviado de su rumbo, y con una mano lo guié, como si fuera un experto. Recibí aquella cosa enorme con increible facilidad. Me sorprendió sentir que entraba en mí lentamente, hasta chocar su pubis velludo en mi culo, algo que creía que era imposible. Sentí un dolor agudo cuando comenzó a moverse, y le pedí que no saliera tanto, porque si lo hacía me dolía. Sus movimientos eran cada vez más rápidos. Se detuvo varias veces y yo supe que era para evitar acabar.
    
    Sin alcanzar el orgasmo salió de mí, y me pidió que me acostara boca arriba sobre la cama, separando las piernas. Buscó un almohadón y lo deslizó debajo de mí a la altura de mí cintura, de modo de poner mi culo a una altura más accesible. Se inclinó sobre mí, mientras guiaba su pija hacia mi culo, que le falnqueaba nuevamente el paso, totalmente dilatado y deseoso de recibirlo. Mientras me cogía me besó en la boca, su lengua jugaba con la mía apasionadamente.
    
    Se incorporó sin salirse de mí y comenzó a hacerme la paja al mismo ritmo que me penetraba, y yo sentí como mi pija, que hasta entonces estaba placidamente relajada, para facilitar su cogida, comenzaba a crecer, y el la apretó con fuerza en el mismo momento en que cerrando sus ojos, lanzó un suspiró y eyaculó dentro de mí. Se estremecía y ...
    ... vibraba mientras todo su semen llenaba mi culo virgen.
    
    Así, a mis once años, perdí mi virginidad, con un chico algo mayor que yo, y con quien repetimos esas experiencias hasta que a los 14 años debió mudarse. En ese lapso, con la libertad que da la ingenuidad que uno tiene a esa edad, lo hicimos de todas las formas imaginables, en un plano de igualdad, donde no importaba quien ocupaba cada rol. Con el tiempo, y con mucha delicadeza fuimos incorporando a otros a nuestros juegos. Primero su hermano, quien sospechaba que había algo entre los dos hasta que un día nos lo planteó directamente. Cuando le confirmamos sus sospechas haciéndole prometer que mantendría silencio, pidió que le permitieramos participar, y a quien inicié personalmente bajo la mirada de su hermano.
    
    Más tarde, se sumó un amigo que teníamos en común, quien para mi sorpresa tenía la pija más grande que he visto en mi vida, y que hacía las delicias de todos.
    
    Recordando aquellos días fuí describiéndole a mi camarada de armas mis experiencias del pasado, solo interrumpiendo mi relato para sorber el whisky que me iba sirviendo sin dejar de prestar atención a mi relato.
    
    Le conté sobre mi relación con un compañero de secundaria, en segundo año, de las mamadas que nos dabamos en el baño del colegio, Iba desgranando historias, con la vista fija en un punto imaginario en la pared, olvidando su presencia, sintiendo nuevamente aquellas emociones vividas. Mi primera relación con una mujer, cierta fiesta en la que ...
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