La búsqueda de Rafael
Fecha: 01/10/2024,
Categorías:
Gays
Autor: Pedro Viejo, Fuente: CuentoRelatos
... por la borda desde aquel momento.
Hombres había de todas clases, de todos colores y tonos, de todos tamaños y bellezas. Sí, ahora yo consideraba a los hombres por su belleza, lo que antes había sido algo secundario, en el trasfondo, pero sin alterar mi gustos heteros, o eso me parecía, porque por ahora yo seguía siendo virgen de hombre, ya que ni desde muchacho había tenido esos intereses en que se comparten pajas y para sentir más se la meneas al otro, que así goza más.
Sentado en un banco veía pasar aquella gente, y en mi fiebre interesada les ponía un pero a este o aquel, aprobaba que los pantalones marcaran culo, o desafiaran con paquete y forma anatómicamente correcta, y tanto; quienes eran gordos podían tener un pasar porque una vez acostados aquellos muslotes y esos brazos amplios podrían darme acogida, y, siempre pensando que la gente no sudara, se hubiera bañado, restregado bien, perfumado… teniendo en cuenta todo eso, a la mayoría podía dársele un pase. Pero ¿un pase de qué? Pues al jovencito me lo llevaba y lo relamía de arriba abajo, y su pronta erección ...
... me satisfacía la boca con su carne dura, enhiesta, combativa; al hombre mayor, con la misma operación, se me acomodaba una carne más tierna y cultivada, que sabía agradecer los lengüetazos y los dedos que apretaban pezones, o acariciaban huevos, fueran peludos o no; a los que quedaban en mitad, la cuestión era conocerlos y poder disfrutar de la manera que mandasen, aunque fuera simplemente por compañerismo y morbo de rozar a otro hombre íntimamente, estando los dos solamente dispuestos a colaborar en el goce final, en la corrida que ponía premio al esfuerzo de caricias, besos, chupeteos.
En aquel banco yo viajaba como cualquier descubridor antiguo, pues todo era tierra incógnita, y no podía fiarme de ningún mapa. Eso reflexionaba cuando se me ocurrió: pero si el conocimiento del mundo, bueno o malo, está en Internet, cómo es que no consulto primero. Así era, yo, que quería ir a la acción, no tenía un plan definido sobre cómo actuar, cómo conseguir hombres que me apartaran de la perdición de perderme a mi y perder a mi hijo en la pasión repentina y pegajosa.
Mañana sigo.