Mi mujer le cobra la tercera cuota del gimnasio a Ricky (3)
Fecha: 04/10/2024,
Categorías:
Intercambios
Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos
Pasó otra semana en el gimnasio con la misma historia, sin hablarnos con Ricky. Fede me preguntó cómo había cumplido la rutina aeróbica del viernes anterior y le conté que a la perfección y que se había empleado bien a fondo en cinta y bicicleta.
-Anda bien ese pibe, me dijo. Esta semana le dio con todo a la musculación, tanto que lo tuve que parar porque estaba sobre entrenado y podía lesionarse, agregó.
Además, me contó que Ricky le habló de un amigo suyo y un primo que iba a traer y el entrenador le dijo que podía darle una promoción. Le dije a Fede que no se apresurara, que primero vinieran los chicos nuevos y tuvieran cierta continuidad.
-Ok, arreglá vos los números con él, dijo Fede. Y el viernes tiene que repetir la sesión aeróbica, nada de pesas, como la vez pasada.
-Uy, el viernes viene mi mujer a cerrar, respondí.
-Listo, le dejo la rutina a ella.
Mi mujer, Luli, ya sabía de mis escarceos con Ricky y esa misma noche, cuando en la cama le conté que ella debería cobrarle la tercera cuota atrasada, se puso muy cachonda y tuvimos un sexo fenomenal. Al otro día, me relevó casi al anochecer, vestida para el infarto con un solero entallado, escote generoso, sin sostén y una tanga hilo dental que resaltaba sus formas a la vista.
A la hora de siempre apareció Ricky y mi mujer lo recibió con un sonoro beso y abrazo para hacerle sentir los pechos contra su cuerpo, como siempre vestido con una remera ajustada y calza celeste de lycra bien ceñida ...
... debajo de su pantaloncito corto. Ocurrió lo mismo que la semana anterior, cinta, otros socios que se van yendo y bicicleta.
Cuando quedaron solos, mi mujer fue acomodando pesas y mancuernas siempre pasando frente a Ricky y agachándose frente a él, para mostrarle su culo y su escote de vértigo. En el último cuarto de hora se puso detrás de él para filmarlo mientras pedaleaba a fondo, para mandarme el video. Luego se le acercó, le apoyó la mano en su brazo transpirado, para preguntarle si necesitaba toalla, recorriendo el brazo con un dedo hasta el hombro y diciéndole:
-¡Cómo le estás dando! ¿Siempre entrenás así, a fondo?
-Sí, gruñó Ricky.
-¡Sos una máquina! Dale, que me gusta verte entrenar así, con ganas, y bajó la mano por la espalda hasta sus nalgas que acarició largamente.
Ricky aceleró y Luli dijo:
-¡Qué firmes glúteos! Caramelito, parece que tenés todo duro, y sin más, pasó sus caricias de las nalgas a la parte delantera, donde estaba el paquete bien duro, bien al palo.
-¡Guau! Estás muy duro, bombón.
Y le acarició la pija todo a lo largo, hasta hacerlo gruñir de placer. Le susurró al oído:
-Acelerá a fondo y no te la suelto. Llevó el pedaleo a cien y mi mujer le apretó más su pija dura y le acarició las nalgas con la otra mano.
-Dale, vamos, dos minutos más, lo incentivó, dedicándose a sobarlo cada vez más.
-Andá aflojando caramelito que te empezaste a mojar, le dijo al oído. Y yo también.
Ricky fue ralentizando el pedaleo y la miró ...