El desvirgamiento de Rufina
Fecha: 05/10/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos
Introducción
En la aldea gallega en la que se desarrolla este relato, cómo en casi todas las aldeas, se conocían todos los vecinos, unos se llevaban bien y otros se llevaban a matar. A matar se llevaban Elisardo, el "Puerco Espín" y Pablo, el "Broncas", que eran hermanos y se llevaban a matar porque Elisardo le desvirgara la novia a Pablo. Elisardo se marchó para Suiza para que la sangre no llegara al río. Tres años más tarde Pablo se marchó para Alemania con Luisa, que en ese momento ya era su mujer, y dejó una niña pequeña a cargo de los padres de ella. Años después Pablo se lio con una alemana y Luisa volvió para España, compró un carnero y media docena de ovejas y trajo a vivir con ella a su hija a la casa que habían hecho Pablo y ella.
Entremeses
Elisardo, "El Puerco Espín", tenía un rebaño de cabras que llevaba a apastar al monte.
Rufina, la hija de Luisa era la encargada de llevar a apastar las ovejas al monte. Siempre las ponía a apastar lejos de las cabras de Elisardo, ya que su madre le había dicho que su tío era putero con ganas.
Cuernos, el carnero de Rufina, no entendía de recelos y sí de mandanga. Cierto día cuando pasaban las ovejas a unos metros de las cabras hacia un pasto más alto, el carnero dejó el rebaño y cubrió a una cabra. El cabrón al verlo lo embistió por detrás y el carnero y la oveja fueron a tomar por culo por un pequeño barranco abajo. Rufina puso el grito en el cielo.
-¡La puta que lo parió! Me mató el carnero.
Fue ...
... corriendo a mirar si estaba vivo, y lo estaba, tan vivo estaba que le seguía dándole al culo encima de la cabra en el fondo del barranco.
Elisardo se puso al lado de su sobrina y viendo lo que hacían le dijo:
-Es duro tu carnero.
Lo miró con cara de mala hostia, y le dijo:
-¡A mí no me hables, Puerco Espín!
-Lo que tú digas.
Rufina, que era una muchacha de estatura mediana, pelirroja y con trenzas, de complexión fuerte, sin estar gorda, con tetas meloneras, culazo, pecosa, de ojos azules y..., y con muy mala leche, cerró los puños y le dijo a Elisardo:
-Te dije que no me hablaras, Puerco Espín.
Elisardo, que era un hombre alto, moreno y de complexión fuerte, al que no le gustaban los ruidos, calló la boca y cogió al cabrón por el cuello, pues estaba viendo que se iba a tirar por el barranco abajo, luego lo ató a un pino, y después fue dando un rodeo alrededor del barranco para traer la cabra con las otras. Al llegar abajo le dijo Rufina:
-¡Trae también a Cuernos!
Elisardo desde el fondo del barranco le preguntó:
-¿Ya te puedo hablar, sobrina?
-¡No me llames sobrina, Puerco Espín!
En fin, que el carnero se encargó de subir él solo y luego Rufina siguió su camino.
La cornada
Al día siguiente Rufina llevaba a Cuernos sujeto. A Elisardo se le cayera a la hierba una piedra de mechero que quisiera poner a su "contra viento y marea." Rufina lo vio agachado a unos cincuenta metros de distancia, cogió al carnero por la cabeza y se la giró para que ...