Aventuras y desventuras húmedas: Tercera etapa (Fin)
Fecha: 06/10/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
Parados al lado de la puerta, ambos se miraban con timidez. Había sido apoteósico, a Mari sus piernas todavía le flaqueaban y seguirían así el resto del fin de semana, con Sergio era muy similar, se sentía en una nube de la cual no podía bajar. Sin embargo, de nuevo esa sensación de estar haciendo algo incorrecto les recorría el cuerpo.
—Es hora de irme. —Mari le dio un beso rápido en la mejilla a su hijo y subiéndose la cremallera de la chaqueta se giró.
—Mamá, —no quería que volviera a pasar lo de la otra vez— fue una maravilla, perfecto. —ella le miró con esos ojos azules que tanto le gustaban— Recordémoslo como algo precioso y ya está, no le des más vueltas, yo no lo haré.
—Lo intentaré. Es complicado. —quitó la mano del pomo— Sabes que puedes volver a casa… —Mari tenía cierta arrogancia prescindible que no la dejaba pedir disculpas.
—Sí, tengo muchas ganas de volver. —con el pensamiento de Carol muy presente acabó por añadir— Sin embargo estoy muy bien aquí. Puedo estudiar lo que quiera, tengo más intimidad y puedo centrarme en la carrera, creo que me quedaré aquí hasta final de curso.
—Como quieras, te pasaré el dinero que necesites.
—No te preocupes de eso ya se encargó la tía.
De pronto Mari dio un paso hacia delante queriendo zanjar todo, abalanzándose a su hijo sin poder remediarlo. Los brazos rodearon el cuello de Sergio, imprimiendo tanta fuerza que tuvo que dar un paso hacia atrás para no desestabilizarse.
—Te quiero y… —apretó aún más. ...
... Si Sergio no hubiera estado feliz recibiendo aquel abrazo, le hubiera pedido que parara, le estaba ahogando— siento todo lo que ha pasado.
—Y yo mamá. —deshizo el nudo y las manos de Sergio fueron cada una a una mejilla de la mujer— Te quiero.
Con un último beso en los labios sellaron su anonimato, después de eso, volverían a ser lo que fueron toda la vida, madre e hijo, nada más. Los sentimientos pasionales deberían quedar aparcados, no ocultos bajo losas, sino simplemente apartados para no enturbiar la familia. Era amor lo que sentían, pero sabían que el deseo de un momento a otro se evaporaría.
Sergio cayó dormido a la primera y Mari lo mismo, sin contestar a las preguntas de su marido sobre si se lo había pasado bien. Ni siquiera podía comentarle que había sido la mejor tarde de toda su vida, solo dijo que estaba dolorida, como era verdad y se metió en cama para soñar.
El joven también soñó, pero con algo que no tenía nada que ver con la tarde que habían pasado. Vivió una mañana feliz junto a otra mujer, una que durante esta última etapa siempre ocupaba sus pensamientos.
Se despertó para seguir pensando en Carol, en como últimamente no dejaba de preguntarse qué tal estaría y las ganas que tenía de verla. No se podía mentir más, dejando ya a un lado los problemas familiares y superados con nota, su mente pareció decirle, “vale, ya estás preparado. Te gusta Carolina, ¡asúmelo!”.
Duchándose tranquilo pensó si sería buena idea mandarla un mensaje, le dijo que ...