1. Los cuernos ajenos, a veces, también duelen


    Fecha: 07/10/2024, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... bueno?”
    
    - “No me refiero a contratar una puta”.
    
    - “Yo tampoco. Ese sería un costo monetario, o sea el más liviano. Yo hablo de aquellos que implican dolor, pérdida, daño, y que además pueden ser de larguísima duración”.
    
    - “A ver, aclará un poco más”.
    
    - “Creo que ninguna infidelidad pasa sin dejar una huella negativa. Las más graves podrían ser cuando perdés matrimonio, hijos y, por si fuera poco, quedás en la calle y solo; no es algo raro esa repentina soledad pues las amistades, que en principio son de cada individuo, con el tiempo pasan a ser de los esposos”.
    
    - “O sea que no probarías”.
    
    - “Probar por probar no, si lo hiciera no sería una prueba, sino un cambio de pareja sin retorno”.
    
    Si bien no era una evidencia concluyente, con los antecedentes del interrogador, el diálogo me supo a sondeo. Lo que fue una tarde distendida se prolongó en picada abundante, regada con variados tragos. En ese tramo de la reunión percibí que Nuria y el amante de su madre, habiendo coincidido en ir a la cocina se demoraban algunos minutos en regresar. Nada llamativo para quien no estuviera advertido y vigilante, pero la abundancia de roces, zambullidas y juegos de contacto en la pileta me habían llamado la atención.
    
    Promediando la sobremesa Julio sugirió disfrutar del jacuzzi de su socio a ver si era tan bueno como su dueño presumía. La invitación fue aceptada de inmediato. Tras una breve vacilación, estimé que era la oportunidad de despejar cualquier duda sobre la ...
    ... conducta de mi mujer, por lo cual me excusé alegando tener los síntomas del síndrome vertiginoso y prefiriendo quedarme cómodo en un buen sillón hasta que me hiciera efecto la pastilla y quizá echando un corto sueño. Partieron hacia esa edificación pegada a la pileta mientras yo simulaba tomar el remedio y me tiraba a lo largo en el cómodo sofá. Pasados unos minutos fui hasta el escritorio donde estaba la consola de control de las cámaras que cubrían la casa. Encendido el sistema me alegró ver que, entre los espacios cubiertos, estaba esa placentera instalación donde ahora se encontraban los cinco.
    
    Un poco apretados, porque la capacidad cómoda es para cuatro, a mi esposa la ubicaron entre los dos hombres. Mientras esperaba algo significativo de ese voluntario sándwich me puse a curiosear lo que estaba cerca, viendo un estante ocupado por discos compactos. Mientras los observados se servían bebidas saqué algunos estuches constatando que estaban etiquetados con nombres y ordenados alfabéticamente. Las primeras imágenes del que había insertado me dieron idea del contenido de los otros, así que paré la reproducción, lo volví a su lugar y me dediqué a buscar alguno que tuviera en el rótulo los nombres de mi mujer o mi suegra. Encontré ambos y ahí me di cuenta que, concentrado en esa búsqueda, había perdido de vista la pantalla. La imagen mostraba a mi esposa trenzada en un beso con uno mientras el otro estaba dedicado a chupar un pezón hurgando con la mano entre medio de las dos ...
«1234...8»