Los cuernos ajenos, a veces, también duelen
Fecha: 07/10/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... rodillas que se exhibían abiertas.
No necesitaba ver más. Apagué todo volviendo cada cosa a su lugar, frotando con un pañuelo lo que había tocado. Después de guardar entre mi ropa los testimonios del engaño, fui al lugar de retozo colectivo. Previsores, habían cerrado la puerta con pestillo, lo que me obligó a golpear. Julio abrió invitándome a pasar y alegrándose que me hubiera compuesto, aunque mi cara dejaba algunas dudas. Los cuatro ocupantes se mostraban distendidos, separados y brindando, aunque Nuria evidenciaba cierto nerviosismo.
- “Querida, estoy mucho mejor pero no me conviene dilatar el descanso, vamos”.
- “Pero estoy entretenida, voy más tarde”.
- “Me parece que no has escuchado, te dije vamos; caminás sola o te hago caminar yo? Amigos, gracias por las atenciones, nos vemos en otro momento”.
Al día siguiente, que no dictaba clases y mi esposa estaba en su trabajo, me senté a ver con detenimiento el contenido de los discos sustraídos.
La curiosidad me llevó a ver primero el de mi suegra. Llamativo su físico, apto para alimentar sueños morbosos y soberanas pajas, algo que su amante no necesitaba pues podía gozarla a su antojo. También era palpable su capacidad para dar y recibir placer. Tremenda erección me causó verla en acción, dominando a la perfección los tiempos para llevar al macho a clamar, desesperadamente, que lo dejara correrse. Su boca recorriendo el miembro, las manos acariciando los testículos, mientras le pedía en tono ...
... lastimero que saciara su sed. Manteniendo el glande a dos o tres dedos de distancia, el espectáculo de los chisguetazos entrando a la boca fue algo digno de ver.
No menos impactante era la imagen de Eduardo, de pie, con las rodillas levemente dobladas, los músculos marcados por la tensión y los ojos cerrados, lentamente cayendo hasta quedar sentado en el piso, bajo la mirada sonriente de la hembra, plenamente satisfecha viendo rendido al macho.
Mirando luego el otro encontré la explicación a la complicidad sin participación de Claudia y Delia en el jacuzzi. Un fragmento de la grabación mostraba a tres parejas en acción, mi mujer con Eduardo, Claudia con Julio y Delia con un desconocido.
Me llamó la atención ésta última, pues la actitud de ambos difería de los otros cuatro que estaban enzarzados, con movimiento frenéticos, los rostros desencajados por el deseo, embistiendo o aferrándose con cierta violencia al otro. En esta pareja los besos, caricias, largos abrazos acunándola él a ella, las facciones mostrando satisfacción por el simple contacto, me llevaron a pensar que el caballero Julio era cornudo carnal y afectivamente.
La otra parte que requirió especial atención tenía como escenario nuestra cama de dos plazas, donde los amantes se sacaban las ganas, lamentando tener disponibles solo las mañanas en que yo tenía clases.
Decidido a dar por terminada la relación matrimonial y no dilatar el momento de dejar la casa, de manera disimulada fui llevando mis cosas al ...