1. Los cuernos ajenos, a veces, también duelen


    Fecha: 07/10/2024, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... departamento. Quería que mi salida, luego de arreglar cuentas, fuera para no volver.
    
    El viernes Claudia organizó una cena para los tres matrimonios, y allí fuimos.
    
    - “Querida, no me molesta estar al lado de Claudia, pero no sé a qué se debe el cambio”.
    
    - “Ella me lo pidió porque dice que su marido la aburre, en cambio con vos está entretenida”.
    
    - “Y a vos, te entretiene bien Eduardo?”
    
    La cara de mi esposa, hasta entonces distendida, viró a expresión de fastidio.
    
    - “Qué me querés decir?”
    
    - “Lo que has escuchado, aunque podés darle el significado que se te antoje”.
    
    - “Pues sí, él me entretiene delicioso”.
    
    La cena fue excelente, en comida y bebida. Participé y seguí las conversaciones sin interrumpir la vigilancia de la parejita infiel, pues estaba decidido a darle fin a esa situación, venganza incluida. El progreso de acercamiento de ambos fue lento pero sin pausa. La mano de uno sobre el brazo del otro en leve caricia, el acercamiento de las sillas para ver la pantalla de un celular, el brazo de uno cruzando hacia la falda del otro con duraciones de más en más crecientes y las miradas cargadas de deseo.
    
    También resultaban llamativas las actitudes de Julio y su esposa, quienes, si bien participaban de la charla, estaban atentos a lo que hacían Eduardo y Nuria. Claudia hacía lo mismo, hablaba conmigo pero su mirada estaba más tiempo enfocada en la pareja protagónica. Evidentemente era un grupo poco común; dos, movidos por el deseo se manejaban al ...
    ... margen del resto, tres espectadores conocedores de lo planeado y uno destinado a sufrir la vergüenza de ser engañado en público.
    
    El cuadro siguiente fue particularmente llamativo como para incrementar la atención. Ambos con la cabeza baja; el macho concentrado en el celular mientras su brazo izquierdo, en diagonal hacia el costado, hacía un leve movimiento vertical de ida y vuelta; la hembra, como quien mira el plato, pero con ojos cerrados y puños blancos de tan apretados, hasta que un súbito espasmo la dejó laxa. Estimando que era el momento esperado me levanté alegando necesidad de ir al baño, aunque dudo que me escucharan.
    
    Por supuesto que no fui ahí, sino a apostarme detrás de la puerta espaldas de los amantes, la cual apenas entreabierta me permitía ver cómo seguía la acción. No tuve que esperar mucho para que el varón, enceguecido de deseo, girara un poco mostrando la bragueta desprendida con el miembro afuera y babeando. No hubo necesidad de invitación para que la mujer empuñara y moviera la pija ofrecida. Unas cuantas subidas y bajadas fueron suficientes para que el masturbado cerrara los ojos y echara la cabeza hacia atrás. Cuando abrió la boca supe que era mi momento. En tres zancadas estaba a su espalda tomándolo del cuello mientras sobrevenía el orgasmo.
    
    - “Querida, qué ordinario este galán que elegiste para que te entretenga; mirá, salpicando con semen mantel, servilletas y su ropa en medio de una cena con amigos. Eduardo, si vos o alguno de los presentes ...
«12...456...»