Héctor me enseña el placer de la humillación
Fecha: 08/10/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: hecmat20, Fuente: CuentoRelatos
... comiendo.
- “Ni te atrevas dejar de comer”. – Dijo Hector.
- “Si Daddy… m… me comeré todo”. –Conteste faltándome el aire.
Todavía sin ver bien, y probablemente con la cara llena de baba, comencé a comer lo que había en el plato. Note que había más de lo que había dejado antes de comerme la polla de Hector. Debió haber puesto su sanguche en mi plato. Trate de comer lentamente pero su mano empujo mi rostro manteniéndola allí con fuerza. Parecía que me ahogaba porque el pan entraba por mis fosas nasales. En eso comenzó de nuevo…
El vibrador en mi vagina se activó, vibrando más rápido que antes. Con la cara sumergida en el sanguche, el placer era punzante, intenso, tenía órdenes de no alcanzar el orgasmo… no tenía permiso de venirme.
- “Sigue comiendo, no pares…”. –Dijo Hector sacando la presión sobre mi cabeza.
La sensación que pasaba dentro de mi vagina nunca la había tenido, trataba de comer mientras mi cuerpo retorcía del placer, en vez de morder la almohada como personas normales, comía, lamía desesperadamente el plato como si fuera el miembro y las bolas de mi Daddy. Temblando en el piso me vine 3 veces, perdiendo el control de mi vejiga y eyaculando en el piso descontroladamente. El temblor paro en mi cuerpo y Hector me levanto del piso. Todavía con a ciegas, me levanté con su ayuda para ir al lavadero de la cocina. En poco tiempo Hector me tuvo totalmente desnuda y con el vibrador fuera de mí ser. El agua comenzó a correr y mi cara a ser lavada ...
... dulcemente con una toalla enjabonada, suave y tibia. Pude abrir ya mis ojos y ver a mi master seriamente analizando mi rostro para que este bien limpio.
Hector cambio de toalla, humedeciéndola en agua tibia del lavadero para limpiar mi cuerpo sin decir ni una palabra. Comenzó lavando mis tetas con movimientos circulares, alrededor de mis pezones y en todo mi pecho. La toalla no era como cualquier otra, tenía fibras muy suaves que estimulaban mi piel con cada pasada. Respiraba hondo, me mordía el labio y cerraba las piernas mientras mi master me lavaba. En total silencio, Hector posicionó su mano en mi entrepierna. Abrí mis piernas para recibirlo tímidamente porque esa parte de mi cuerpo estaba tierno. El placer que me originaba el roce de la toalla era delicioso, era como una provocación, pero no podía ocultar lo rico que se sentía. Mis piernas se abrían con mis rodillas dobladas para poder aguantar el placer sin caer al piso. No solo mi chucha fue lavada sino también mi ano, que debió estar mojado con todos mis jugos después de explotar en mi eyaculación. Mi ano quería que me metiera un dedo, algo que meses atrás no me hubiese pasado por la mente pero ahora lo deseaba, estaba en celo, estaba arrecha.
- “De rodillas”. – Dijo Hector después de secarme toda.
Pensé que allí mismo se la iba a chupar otra vez porque mi cara estaba a la misma altura de su pelvis. Hector terminó de enjaguar las toallas para ponerlas a remojar sobre el grifo de agua. Mi master fue a recoger una ...