Bendita juventud del hijo de mi jefa
Fecha: 09/10/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DAMECANDELA, Fuente: CuentoRelatos
... jugando con su impaciencia. Quería que me pidiera que avanzara.
- Me estás haciendo sufrir - me dijo por fin, jugando con sus dedos entre mi pelo.
Yo sonreí mirando hacia arriba para buscar sus ojos, y comencé a chupar su verga con la seguridad y la experiencia que me respaldaban. Él se encontraba tirado hacia atrás, apoyando sus manos en el borde de la tabla para sostenerse, con los ojos entrecerrados y la boca entreabierta, jadeando lo más silenciosamente posible. Durante unos buena cantidad de minutos le hice lo que seguramente había sido el mejor sexo oral de su vida, sin querer subestimar a las personas de su edad. Su miembro estaba duro como piedra y yo lo único que deseaba era que me garchara.
Me paré nuevamente y le di la espalda, para poner sensualmente mi culo, todavía con mi ropa interior, frente a su cara. Lo meneé un poco, quería que lo deseara y sabía que así era.
Él lo tomó con sus dos manos. Lo apretó fuertísimo, y le dio una nalgada que me excitó mucho. Bajó mi tanga y sin dudar, metió su cara entre mis carnes. Comenzó a chupar, sabiendo exactamente cómo hacerlo. Yo me apoyé en el mueble que tenía enfrente para facilitarle el ángulo, además de que me gustaba mirar por el espejo cada tanto el trabajo que estaba haciendo. Yo no podía evitar que se me escaparan jadeos, a pesar de saber que del otro lado de la pared se encontraba Zulema en su videoconferencia. Cuando todavía podía controlarlos, Abel metió dos de sus dedos entre mis ya empapados ...
... labios vaginales, y dejé salir un gemido inevitable.
- Shhh… - susurró riendo
Entre los dedos de Abel entrando y saliendo de mí, y su lengua en mi culo, me sentía extasiada. Si se hubiera enterado su madre y toda mi familia en aquel momento, juraría que no me hubiera importado con tal de asegurarme algún orgasmo en sus manos.
- Creo que no nos queda mucho tiempo - le dije - y no pienso salir de acá hasta que me cojas.
Sus ojos destellaron. Sin decir nada obedeció. Se paró y se puso detrás mío, mirándome por el espejo a los ojos. Me tomó muy fuerte por el pelo y metió su pene de granito dentro mío. Estaba tan lubricada que no tuvo ni la más mínima dificultad. Con la mano que le quedaba me tomó con fuerza de la cadera, y comenzó a embestirme con movimientos firmes. Comenzó lento y luego se fue tornando más y más intenso. Yo empecé a gemir cada vez más fuerte, lo que hizo que Abel soltara mi cabello para llevar su mano a mi boca, tapándola. Hice un gran esfuerzo para mantenerme en silencio, y aproveché sus dedos allí para meterlos en mi boca y chuparlos suavemente mientras miraba gozar a Abel detrás mío.
Luego de un rato llevó uno de sus dedos a mi culo y comenzó a acariciar mi orificio anal muy suavemente. Eso a mí me volvía loca, y él me tocaba como si lo supiera. Me estimuló hasta meter muy despacito uno de sus dedos. Entre eso y sus embestidas constantes sentí que un orgasmo estaba por arrollarme. Llevé mi mano a mi clítoris y empecé a frotarlo. Con esta triple ...