1. Mi tía, mi prima y la montaña (8)


    Fecha: 14/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos

    ... metió en su recto.
    
    Pensé en su padre y su tío, y sus grandes vergas. Cuántas veces habrían entrado en ese pequeño culo? Estaba demasiado excitado, salido y caliente como para seguir pensando, así que comencé a empujar. Mi polla se coló entera al primer empujón, me vino a la cabeza de nuevo las pollas de padre y tío metiéndose en ese agujero con cierta asiduidad. “pues si que tienen que haberle dado vidilla al culo de esta zorrita tímida!”
    
    Comencé a bombear escuchando las sonoras chupadas que le estaba dando mi prima en el coño y mi mente se volvió a activar. “Tanto le gusta a mí prima chupar semen?”. Era una pregunta recurrente, pues el coño de Marta chorreaba cuando se arrodilló como si le hubiesen abierto un grifo dentro.
    
    No esperé ni un segundo más, y comencé a embestir brutalmente. Marta no gritaba, tan solo chupaba el coño de mi prima con más ganas a cada pollazo que le atizaba. Fueron dos minutos de embestidas brutales hasta que la leche acumulada en mis huevos salto a plena presión. Noté cómo temblaba, y ya no sabía si era por mi polla o por las mamadas que le daba ...
    ... mi prima.
    
    Solté una buena cantidad de leche hasta pararme. Tenía el corazón a mil, y mi boca cogía aire sin parar. Ellas también fueron aflojando sus chupadas, parecía que las dos se habían corrido, y acabamos amontonando los cuerpos sobre las pieles.
    
    Marta se retorció para besarme y sentí el sabor a coño que manaba de su boca. También el olor a sexo era brutal en el pequeño cuarto, pero casi no me dejó disfrutarlo con su ansia por saber.
    
    –Te ha gustado mi culo?
    
    –Es estupendo!
    
    –A mí me han encantado esos pollazos que le dabas, aunque mi tío me da más fuerte, jajaja!
    
    Mi prima se revolvió por el otro lado y comenzó a chuparme la polla. Estaba claro que le gustaba el sabor a semen. Estuvo chupando un buen rato hasta que me la dejo como los chorros del oro.
    
    –Ummm, que rica está! –fue su expresión al acabar.
    
    Yo ya deseaba irme de allí para que no siguieran hasta dejarme sexo, y Marta me ayudó sin saberlo.
    
    –Vamos a vestirnos rápido que mi padre ya se habrá levantado!
    
    Lo hicimos con rapidez sorprendiéndome que mi polla seguía dura. Nunca me había pasado eso. 
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