1. Salida, la milf


    Fecha: 21/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... escotes. En otro momento y si hubiera estado sola puede que hubiera echado el anzuelo con él. Sara aprovechó para comentar lo duro que parecía el culo del joven. Un comentario ciertamente heterosexual pero a la vez morboso y provocador.
    
    - ¡Es guapo el mozo! Ese culito está como para darle un bocado.
    
    Inclinada sobre mi tobillo que seguía toqueteando para comprobar el daño, yo podía ver un bonito y generoso escote en su top y sabía que ella le había echado un buen vistazo al mío. Empecé a adularla y decirle lo bien que le sentaban las mallas y que su culo parecía tan duro o más que el del camarero.
    
    - Con esas mallas el tuyo y tus muslos están preciosos. Seguro que hay mucha gente que le encantaría darte un buen mordisco a tí.
    
    Creo que se sonrojó un poco y cuando agachó la cabeza para ocultarlo separé un poco más los muslos para que viera más de mi tanga, para entonces ya completamente empapado por la situación.
    
    Mi pie descalzo todavía entre sus manos rozaba sus muslos sin la menor intención de apartarlo de allí. Procuraba acariciar con el pie la finísima tela que cubría sus piernas. Su mano se tomaba cada vez mas confianza con el tobillo y empezó a subir por la pantorrilla cumpliendo mi deseo. Se me escapó un suave suspiro cuando tenía sus manos en mis gemelos.
    
    Viviendo la sensualidad del momento. Los rayos del sol calentaban nuestros cuerpos pasando entre las hojas de un árbol. Pasé una mano por mi escote bajando un poco más la tela desde mis hombros ...
    ... pecosos a mis senos sin sujetador exponiendo más de mi cuerpo a la luz y a su vista, casi hasta la aureola del pezón. Me incliné hacia ella para susurrarle al oído:
    
    - Me gustas.
    
    Ya he dicho que la sutileza no es lo mío. Se lo dije poniendo una mano en su muslo. Se dejó llevar. Me permitió seguir por su pierna hacia arriba, hacia su tanga. Mirándola a los ojos, me incliné hacia ella, la besé por primera vez y me respondió. Abrió los labios para recibir entre ellos mi lengua investigadora. Cuando alejé mi cara de la suya y lo hice muy despacio, me dijo:
    
    - Nunca he hecho nada con una mujer y menos con una chica tan bonita como tú. Tu también me gustas.
    
    Me alegró el cumplido y que no remarcara mi juventud. Ni que rechazara de plano mis atenciones. Me puse en otra silla, a su lado para coger su brazo y así poder acariciar su teta y pellizcar su pezón con discreción. Besarla en el cuello oliendo el perfume de su roja cabellera.
    
    Sabia que el camarero nos observaba desde detrás de la barra por la amplia cristalera del local. Pero eso aún me calentaba más. Empezar a darle ese espectáculo y saber que él no nos tendría a ninguna de las dos. Por lo menos ese día.
    
    Por fin ella se decidió y sentí su mano en mi muslo desnudo acariciando con ternura mi piel desnuda. Estaba deseando desnudarla entera y explorar todo su cuerpo pero no podía llevarla a casa donde mis padres podían interrumpirnos. Así que dejé caer como por descuido:
    
    - ¿Vamos a tu casa?
    
    Pensaba en lo que podía ...
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