1. El capullito de papá


    Fecha: 23/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo:
    
    -Sabía que el té Lo tenías muy visto.
    
    No sabía por qué lo decía, pero mis tetas no las tenía muy vistas, ya que no paraba de mirarme para ellas. Le pregunté:
    
    -¿Y eso?
    
    -A -te- a. El té las ateas lo deben tener aburrido
    
    El chiste era el peor que había oído en mi vida, pero le reí la gracia, y se la reí porque las miradas a mis tetas me estaban poniendo cachonda.
    
    -Jajajaja. Se ve que se informó. Sí, soy atea y a mucha honra.
    
    ¿Qué honra hay en ser atea, hija?
    
    -No pertenecer a la secta de los de la Santa Inquisición, de los de las Cruzadas, de los Papas que se follan a sus hijas... De esa honra.
    
    -La Iglesia cometió muchos errores, pero también hizo mucho bien.
    
    -¿Quién? ¿Los misioneros que se tiraban a las nativas? ¿Los curas pedófilos? ¿Quién?
    
    -Solo sabe mirar el lado oscuro, hija.
    
    -Y usted solo sabe mirar para mis tetas.
    
    Al cura se le atragantó la galleta y luego tuvo los santos cojones de mentirme.
    
    -Figuraciones suyas.
    
    Cayeron unos trocitos de galletas sobre mis tetas. Fui a su lado, se las puse enfrente la boca y le dije:
    
    -Sople, padre.
    
    Se hizo el duro.
    
    -No me va a vencer la tentación.
    
    -Si no quiere soplar quítemelas con la lengua.
    
    El cura se dejaba seducir, ya que en ningún momento me separó de mí, y encima mentía muy mal.
    
    -¡Aparta de mí a esta pecadora, Señor!
    
    Le cogí la cabeza, le restregué las tetas en la cara, y le dije:
    
    -Me canso enseguida, otro reproche y me voy.
    
    Desabotoné la blusa blanca y ...
    ... le mostré mis granes tetas con areolas rosadas y pezones gordos cómo dedales.
    
    -No puedo, no puedo, no puedo...
    
    Si pudo. Le echó las manos a mis tetas y me las comió con hambre atrasada. Mamó, chupó, lamió, magreó... Aquel cura había comido más tetas que yo, pues sabía bien lo que hacía.
    
    Ya lo tuteé.
    
    -Si me comes el coño tan bien cómo me comes las tetas me voy a correr cómo una cerda.
    
    Se fue el cura y apareció el hombre.
    
    -Cierra con llave la puerta de a sacristía, cerda.
    
    Fui a cerrar la puerta y cuando me di la vuelta ya el cura se había quitado la sotana. Estaba de espaldas cogiendo vino de misa en una alacena. No tenía mal culo, aunque era blanco cómo la cal. Al darse la vuelta vi que tenía la polla tiesa. Me dijo:
    
    -Quítate la ropa que no quiero mancharte.
    
    Mientras me desnudaba abrió una botella de quina Santa Catalina. Luego vino a mi lado, echó un trago, me puso la botella en la boca y eché otro trago. Después me dio la vuelta, y luego me echó vino dulce por la espalda que bajó entre mis nalgas y cayó al piso de de la sacristía. Se agachó y lamió desde mi ojete al cuello. Volvió a bajar lamiendo. Se detuvo un ratito en mi ojete para meter y sacar la lengua de él. Luego me dijo:
    
    -Pon una mano en el coño para que no te vaya el vino que el alcohol escuece.
    
    Puse la mano en el coño y se me pringó de jugos. El cura echó vino sobre mis tetas, vino que volvió a bajar y caer al piso. Comió mis tetas de nuevo y lamiendo fue bajando hasta el coño, me ...
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