El capullito de papá
Fecha: 23/10/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos
... apartó la mano y lo lamió. ¡Joder cómo le dio a la lengua el cura! Lamió de abajo a arriba y pringó toda la lengua de jugos, luego me la metió y me la sacó de la vagina una veintena de veces mientras la yema de uno de sus dedos acariciaba mi ojete. Dejó de meter y sacar, puso su lengua sobre mi clítoris erecto, la movió cómo si tuviera en ella el mal de San Víctor y le di en la boca una corrida descomunal.
Entre chupitos de jugos oí cómo me decía:
-¡Córrete, puta, córrete!
Me dejó seca. El cura sabía latín. Luego se sentó en una silla y me dijo:
-Ponme el culo en la boca.
Se lo puse y me hizo un trabajo en él que me lo dejó listo para ser penetrado.
-Siéntate sobre mi polla.
Deseaba su polla entro de mi culo, por eso me senté poniendo el ojete sobre su polla. El cura quería otra cosa.
-El coño primero, putita.
Al bajar el culo la polla entró en el coño con una facilidad pasmosa. Le eché las manos al cuello y mirándolo a los ojos le di caña. Mi culo iba de atrás hacia delante y de delante hacia atrás a cien por hora. Quería sentir la leche de un cura dentro de mi coño y por el empalme que tenía pensaba que no tardaría en dármela. Estaba equivocada, el cura era duro cómo él solo. Tuve quedarle las tetas a mamar, besarlo, y ni con esas, la que me iba a correr si no paraba de follarlo era yo. Cómo ya he dicho el cura sabía latín. Vio que me iba a correr y me dijo:
-Métela ahora en el culo.
Saqué a polla del coño y pringada de jugos y la fui ...
... metiendo despacito. Llegando al fondo vi cómo los ojos del cura se cerraron de golpe y sentí cómo se corría dentro de mi culo. La clavé, la saqué y la volví a meter..., y así lo ordeñé. Quitándola para volver a meterla en el coño sentí el hormigueo en los pies, la cosa fue subiendo y me corrí encharcando sus huevos de jugos.
Aquella experiencia me confirmo en mi ateísmo.
La déspota.
Eran las once de la mañana de un lunes. Estaba sentada detrás de la mesa de mi despacho vestida con mi traje gris de ejecutiva y calzando unos zapatos con tacón de aguja del mismo color. El guaperas, que parecía maricón perdido por lo guapo que era, entró con mi secretaria, ella se fue y él quedó de pie. Nada más irse y cerrar la puerta, le dije:
-Dile a mi padre que cuando quiera un asistente lo busco yo.
El guaperas me preguntó:
-¿Qué vio mal en mi curriculum Vitae?
En tu curriculum no pone que eres maricón.
-Y no lo soy.
-¿Te largó mi padre por mirarlo con ojos de cordero degollado?
-Le repito que no soy marica.
-Tienes tanto de heterosexual cómo yo monja. Para darte puerta mi padre tuviste que insinuarte, y yo odio a los maricones.
-Su padre me envía porque soy eficiente y usted es nueva en la empresa.
-Mientes muy mal.
-Mire, señorita, tengo tres carreras...
-En las medias.
-¡En las medias las tendrá usted!
-Uy, el maricón se ha ofendido.
-¡Qué no soy maricón, joder!
Me levanté de la silla y le dije:
-Demuéstramelo. Ven aquí y ...