1. El capullito de papá


    Fecha: 23/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... fóllame.
    
    Se puso altivo.
    
    -¡Mire que voy y me vengo por su desprecio!
    
    Lo reté.
    
    -No tienes cojones.
    
    Vino a mi lado, me levantó la falda, me bajó las bragas, se sentó en mi silla, me echó sobre sus rodillas, me echó una mano al cuello y me dijo:
    
    -Si chillas te estrangulo.
    
    El guaperas me dio en las nalgas con la palma de su mano, y me dio con fuerza.
    
    -¡Plas, plas, plas!
    
    -¡A mí no me llama nadie maricón!
    
    Me acordé de los primeros azotes de mi padre y me puse perra perdida.
    
    -Maricón.
    
    -¡Plas, plas, plas!
    
    -Qué no me llama nadie maricón, coooño.
    
    -Demuéstrame que eres heterosexual, maricón.
    
    Parecía muy cabreado.
    
    -¡La madre que te parió! Levántate, date la vuelta, apóyate con las manos en la mesa y ábrete de piernas.
    
    Estaba tan cachonda que ya deseaba que me diera por donde quisiera. Hice todo lo que me dijo.
    
    -Las soberbias cómo tú se merecen una lección.
    
    Cuando la cabeza de su polla frotó mi culo se comenzó a abrir y cerrar
    
    -Estás cachonda, eso es bueno.
    
    El guaperas frotó la polla en mi coño y luego la metió ...
    ... hasta el fondo. ¿Qué clase de maricón era aquel? Al comenzar a follarme y magrear mis tetas supe que me iba a echar un polvo brutal Os diré cómo lo hacía. Me la clavaba con fuerza diez o doce veces, luego paraba y movía el culo alrededor. Después me follaba lento y acto seguido venían las brutales clavadas de nuevo... Así estuvo hasta que me dijo:
    
    -Si prometes que no vas a gritar te como el coño para que me la des en la boca.
    
    ¡Y una mierda! Yo quería correrme tal y como me estaba follando.
    
    -Acaba y déjate de tonterías. Sabes que por lo que me has hecho vas a ir a la cárcel. ¿Verdad?
    
    -Sí, sé que acabaré en trullo, pero también sé que no podía quedar por maricón.
    
    Me folló con fuertes clavadas hasta que sintió cómo mi coño bañaba su polla. Él no se corrió. Lo que hizo al acabar de correrme yo fue arrodillarse ante mí y lamer mi coño corrido con mi falda tapando su cabeza hasta que me hizo correr de nuevo. Luego se puso en pie y tuvo a osadía de besarme con lengua y después decir:
    
    -Estoy en tus manos.
    
    En mis manos sigue, pues me casé con él.
    
    Quique. 
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