Los vecinos del 104
Fecha: 27/10/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
Ya les he comentado que mi amigo Cornelio vive en un edificio, él ocupa el departamento 003 y el departamento de los vecinos, de quienes tratará esta historia, está en un nivel superior, pero enfrentados, de tal manera que desde allí pueden ver todo lo que ocurre en el departamento de Cornelio, si éste tiene sus cortinas abiertas.
Los vecinos son una pareja con una edad cinco años mayor que Cornelio. La vecina, a quien llamaré Paty, es muy libidinosa y espía los movimientos de mi amigo; afortunadamente, parece que no es chismosa, pues al parecer no divulga las aventuras amorosas que tiene Cornelio, aunque esté al tanto de ellas. Cornelio, quien se confiesa exhibicionista, tiene relaciones sexuales frecuentemente, la mayoría de las veces con su amante Tere, o con Stella, su exesposa, y dos o tres veces al mes con la señora que hace el aseo de su departamento. Seguramente todo lo tiene registrado la señora Paty, quien es voyeur de primera fila desde su ventana. En otra ocasión les platicaré cómo fue con la mujer que le hace el aseo, por ahora me dedicaré relatar lo que me contó mi amigo sobre sus vecinos. El relato será en primera persona.
El lunes pasado estaba limpiando mi carro en el estacionamiento y se acercó mi vecino Heriberto, quien es profesor en un bachillerato técnico. Después de los saludos de rigor, me abordó con su plática.
–Te vi limpiando tu auto y me decidí venir a hablar contigo. ¿Tienes tiempo? –me preguntó.
–Sí, no hay problema, ya voy a ...
... terminar, sólo me falta el vidrio trasero, déjame terminarlo y te invito a mi departamento a platicar mientras nos tomamos una cerveza –le contesté y me pasé a terminar la tarea.
–¡Muy bien, al fin que yo ya terminé mis clases en línea del día de hoy! –expresó muy animado.
Charlamos un poco sobre cómo le hacía para llevar el control de lo que hacían sus alumnos. Por mi parte, le conté que yo iba de dos a tres días a la semana, y hoy no tenía pendientes. Cuando acabé nos fuimos a mi departamento, saqué unas latas de cerveza del refrigerador ofreciéndole una y lo invité a sentarse para iniciar la charla.
–Todavía quedan varias latas en la nevera, así que no hay problema. Te escucho con atención –le dije al sentarnos–. ¡Salud, por la amistad!
–Sí, por la amistad, y por la vacuna que nos pusieron el mes pasado, ¡salud! –completó, tomamos un trago y continuó hablando–. No sé cómo lo vayas a tomar, pero todo lo que voy a decirte es en buen plan y a sugerencia de mi esposa, con quien estoy de acuerdo en cumplirle sus locuras –dijo llenándome de curiosidad.
Vino a mi mente la figura rechoncha de mi vecina, quien tiene una cintura casi normal, pero unas tetotas y unas nalgotas que se me han antojado, pero siempre he guardado el recato cuando pasan, sin que mi mirada me delate.
–Seguramente ya te has dado cuenta que mi mujer es muy caliente y se trata de ver algo cuando traes a alguna de tus amigas al departamento –¡ y bien que lo es!, recordé cuando sin descaro se masturbó ...