Con las botas puestas
Fecha: 29/10/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... se movió sobre aquel hombre por un buen rato, gesticulando y gimiendo sin ton ni son, hasta que, de un momento a otro, se retiró para cambiar de ubicación, colocándose de perrito al lado del cuerpo de su amante. Ya me cansé, le dijo a Luis mientras lo hacía. Ahora te toca a ti de nuevo. Y siendo evidente lo que ella quería, aquel hombre se incorporó para penetrarla desde atrás.
Y así lo hizo. Nuevamente fue excitante ver cómo el miembro de aquel hombre se insertaba lentamente dentro del cuerpo de mi esposa. Y ver como entraba y salía rítmicamente al compás de sus embestidas. Ella encontró mucho placer al ser penetrada en esa posición y también movía su cuerpo, adelante y atrás, en respuesta a los movimientos del macho. Y ella, con sus botas puestas, se veía como toda una amazona. Una imagen inolvidable.
La escena se prolongó por varios instantes. El embestía decidido a alcanzar su máximo placer mientras ella, receptora de sus maniobras, estaba esperando lo mismo. Y, después de minutos de un tira y afloje mutuo, ambos parecieron llegar a la cúspide al mismo tiempo. Generaba mucho morbo verlos a los dos tan excitados en el momento, moviendo sus cuerpos para lograr las máximas sensaciones.
Luis, después de acelerar sus embestidas impetuosa y vigorosamente, sacó su miembro para expulsar todo su semen en la espalda de ella, quien, también agitada y congestionada con la sensación que experimentaba, terminó de acostarse boca abajo sobre la cama y dejar pasar el ímpetu del ...
... momento. El, por el contrario, descargado su contenido, se incorporó y se dirigió al baño, dejándola a ella tendida, disfrutando la intensidad de su aventura. No hubo más gemidos, más palabras, más expresión de sensaciones y todo quedó en silencio.
Ella, sin embargo, teniendo aquel macho a su disposición, todavía parecía querer más. Luis, asomándose a la puerta del baño, dijo, ya es tarde, ¿verdad? ¿Ya te quieres ir? Replicó mi esposa. De pronto ustedes están cansados y ya quieren estar solos. ¿Te parece? Preguntó mi esposa. Supongo, respondió él. Y si te dijera que quisiera estar otra vez contigo, ¿Qué me dirías? Pues, que encantado. Y me quedaría un rato más. Entonces, dijo ella, no pierdas el tiempo y ven acá. Aquello fue un afrodisiaco para ese muchacho, porque su miembro se endureció de nuevo.
Y así, enarbolando su pene erecto, volvió a acercarse a ella, quien, levantándose de la cama, se colocó de pie, de espaldas a él, apoyada en el espaldar de una silla, exponiendo sus nalgas. Luis entendió de una vez lo que ella quería y, sin pensarlo dos veces, se acercó para penetrarla sin titubeo. La maniobra fue fácil porque ella ya estaba dispuesta y su vagina lubricada, de tal manera que penetrarla de nuevo no tuvo ninguna dificultad.
Y, entonces, con su permiso, el muchacho empezó a taladrarla de nuevo mientras ella, apoyada con sus brazos, controlaba su cuerpo para buscar la mejor posición, aquella que le permitiera disfrutar de los embates de su macho y obtener las ...