1. Con las botas puestas


    Fecha: 29/10/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... mejores sensaciones. El, por su parte, apretaba su cuerpo al de mi mujer, buscando que su miembro alcanzara las mayores profundidades de su cuerpo. Y también su propio placer. Siendo esta la tercera faena en la noche, quizá costara un poco más de trabajo lograr eyacular.
    
    Por lo tanto, para disfrute de mi mujer, su intercambio se demoró, tal vez, algo más de lo esperado. Ella, dichosa, retozaba y movía el cuerpo a su antojo mientras Luis se dedicaba a empujar y empujar para lograr el efecto deseado. Ella lo estaba logrando y, en medio de la excitación, los gemidos y demás, el hombre se estaba viendo retrasado en el propósito. Al poco tiempo ella estaba contorsionándose y gimiendo de lo lindo, al parecer porque una vez más había alcanzado la cima de sus orgasmos. Y eso la llevó a que, de un momento a otro, compulsivamente, se retirara quedándose inmóvil, dejando al macho con su miembro enarbolado y expectante.
    
    Pasados unos instantes, y respuesta del disfrute de sus sensaciones, ella, mirándolo, aún él con su miembro erecto y ella sintiéndose en deuda, le preguntó, Tú no llegaste, ¿verdad? El no respondió, pero su expresión lo decía todo. Perdona, dijo ella. Y, dirigiéndose de nuevo a la cama, le dijo… ¡Ven! ...
    ... Y acostándose de espaldas, abrió sus piernas. No te puedes ir sin acabar. Termina lo que empezaste.
    
    Y para qué dijo ella eso. El hombre se abalanzó sobre ella para penetrarla y ahora, tal vez algo frustrado, la embistió con mucho más vigor y fuerza, moviendo su cuerpo para todos lados y, luego de un rato, colocándose al lado de ella, la penetro de nuevo, ahora desde atrás, levantando una de sus piernas con su mano. Y así, después de darle y darle sin cesar, finalmente alcanzó su orgasmo y se pudo ver cómo, mientras se agitaba congestionado, retiraba su miembro del cuerpo de mi mujer. El chorro cayó sobre las sábanas.
    
    Ahora sí, de verdad, la faena había terminado. Mi esposa ya había quedado satisfecha y él, su amante de turno, también había logrado dar fin a su aventura y no haber dejado nada a medias. Ya estamos a mano, le dijo mi mujer. La pasé muy rico. Espero que tú también. Sí, dijo él, yo también. Pasé una noche increíble. Se los agradezco. Y vistiéndose nuevamente, con su disfraz de payaso, se despidió de nosotros y se fue.
    
    Las fotografías quedaron increíbles, le dije a mi esposa. El encuentro estuvo súper excitante y déjame decirte que te ves muy atractiva haciendo el amor con las botas puestas. 
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