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Hay que saber elegir con quién complicarse la vida
Fecha: 29/10/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
Cuando Gemma entró, un agradable olor a café recién hecho le recibió. Sergio le tenía preparado el desayuno: -Hola dormilona. Ella le sonrió y se sentó en uno de los taburetes que estaban alrededor de la isla que separaba la cocina del salón. Se ajustó su bata de seda con motivos japoneses y se recogió su melena negra antes de agarrar la taza que le ofrecía el chico: -Anoche era muy tarde cuando volviste, ¿no? -No, no era demasiado tarde. -Bueno, debo irme que llego tarde. Sergio le dio un pico en los labios como era costumbre, cogió su bolsa y se marchó. Antes de cerrar la puerta, Gemma le deseó suerte. La mujer se estiró con una extraña sensación. Una mezcla de culpabilidad y morbo le invadía. Se podía decir que se encontraba hecha un lío. De repente vio una luz parpadeante en su iPhone. Dio un último sorbo al café y cogió el aparato. En su whatsapp tenía un par de fotos de Pablo. En una se veía al joven en una imagen tomada desde arriba mostrando su escultural abdomen y su bóxer intentando contener una tremenda erección. En la otra se veía un primer plano de su polla erecta con su media sonrisa en un segundo plano casi difuminada. Gemma sintió una punzada en su cerebro y una descarga eléctrica recorrer su sistema nervioso hasta su clítoris. Rio sola y apretó sus piernas intentando rozar su botón palpitante. De inmediato notó como sus braguitas se humedecían: -Joder que locura qué puta locura, por dios. De un salto se puso de pie. Agarró el ...
... móvil y se dirigió a su dormitorio. Se desnudó allí mismo y se metió en la ducha. Al estar sola en casa no se preocupó en cerrar la puerta. Cualquiera que hubiese entrado podría haberse excitado con la visión de su cuerpo desnudo bajo la ducha, tras la mampara de cristal empañada por el agua caliente. Cuando terminó se envolvió en su albornoz y se secó el pelo. Para terminar se quedó desnuda sobre su cama y se puso su crema hidratante. De manera sensual distribuía la sustancia por sus torneadas piernas hasta llegar a sus magníficas nalgas. Luego se entretuvo en extenderla por su abdomen y sus preciosas tetas de tamaño mediano pero aún, a sus 43 años, muy bien puestas. Sin pensar muy bien lo que hacía buscó en uno de los cajones de su armario un tanga negro de encajes que apenas cubría su sexo. Unas finas cintas de seda se cruzaban por encima de sus nalgas, desde donde salía el hilo trasero que se ajustó perfectamente entre ellas. Preparó el temporizador de la cámara del móvil y posó delante de él. De rodillas en la cama y sentada sobre sus talones, se tapaba las tetas con la mano derecha mientras la izquierda se perdía tras su cabeza. Una mirada entornada le daba a sus ojos verdes un punto a medio camino entre lo virginal y lo vicioso. En su preciosa cara se dibujaba una leve sonrisa de sus carnosos labios. El móvil hizo un ruido anunciando que acaba de captar una provocativa instantánea. Luego volvió a manipular el dichoso terminal y estuvo unos minutos pensando si dar ...