1. Un tipo de 60 años me rompe el culo como ninguno (II)


    Fecha: 03/11/2024, Categorías: Infidelidad Autor: MikeFed, Fuente: CuentoRelatos

    ... gusta, le permite a la mujer justamente “permitirse” conocer sus límites, lo que le gusta, lo que no, y como le gusta. No dudo que si pudiesen sincerarse con sus maridos, no para contarles esto, para decirles que les gusta, podrían disfrutar con ellos tanto como lo hacen aquí. Dijo Sebastián.
    
    —Antes de seguir, ¿Cómo estuve, cómo me porté? Le pregunté a Sebastián.
    
    —Me sorprendiste, no esperaba que fueras tan receptiva. Por ejemplo, Katia no soporta cuando le paso corriente.
    
    —Era eso entonces, desde el pecho a mi concha. Dije.
    
    —Exacto. Lo mismo en la forma que me pediste que te coja el culo. Me encantas como sumisa. Dijo y me llené de orgullo.
    
    —Me voy a poner celosa. Dijo Katia riendo.
    
    —Quizás ver a Maca haga que tengas más confianza, pero como te digo siempre, eso es algo que vos decidís. Dijo Sebastián.
    
    —Lo sé Sebas, solo fue una broma. Dijo Katia.
    
    —Te vuelvo a preguntar, ¿Cómo estás?
    
    —Físicamente, destruida. Creo que si me paro y se me posa una mariposa en la cabeza, termino en el suelo. Pero después, maravillosamente, goce con todo, y muchísimo más de lo que esperaba. Millones de veces más. Dije.
    
    —Oigan, se olvidaron de mí. ¿Y mi fantasía con Maca? Preguntó Katia.
    
    —¿Cuándo quieren? Preguntó Sebas.
    
    —Mañana mismo. Dijo riendo Katia.
    
    —No tengo problemas. ¿Vos Maca?
    
    —Tampoco. Sebastián, ¿me podes aconsejar que comprar para jugar con Katia en casa?
    
    —Sí, pero no hoy. ...
    ... Mañana.
    
    Nos vestimos, nos despedimos con un beso y subimos al auto.
    
    —Loca, que olor a sexo que tenemos, damos asco. Dijo Katia.
    
    —¿Nos bañamos en casa? Le pregunte apretándole la pierna.
    
    —Guacha que sos, dale.
    
    Llegamos a casa, nos quitamos la ropa y nos metimos al baño. No teníamos muchas fuerzas, solo un par de besos y unas caricias. Le preste un conjunto de ropa interior, ella se puso su ropa y yo un jogging. Bajamos a tomar un café, pero terminamos en otro whisky.
    
    —Quiero escucharte. Me dijo Katia.
    
    —Que necesidad si viste como goce. Fue increíble y creo que no llegué a mi límite, pero te aseguro que es un antes y un después en mi vida sexual. Dije.
    
    —De eso estoy segura, porque es lo que me paso a mí.
    
    —Y al mismo tiempo es un disparador de algunas cosas, que hasta ahora me molestaban pero las dejaba pasar.
    
    —¿De que hablas? No entiendo. Dijo Katia.
    
    —De Franco, y sus no. De seguir postergando tener hijos indefinidamente, tengo 32 años, no quiero ser abuela y madre al mismo tiempo, de no querer cambiar nada de nuestro sexo, ni de posición, solo la del misionero, no juegos previos, no en el living, nada en la cocina. Pero lo que más me jode, es que no quiere tener hijos y no lo acepta.
    
    —Y ahora…
    
    —Ahora me descubrí realmente como mujer. Me encanta el sexo, deseo tener un par de hijos…
    
    —Vas a tener que pensar bien. Dijo Katia.
    
    —¿Vos? ¿Cuándo vas a hablar con Pablo?
    
    —No lo sé. Te lo dije. 
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