Encuentro esporádico con una persona especial
Fecha: 04/11/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: Daigarus, Fuente: CuentoRelatos
... recuerdos como la mejor de todas. El haber reprimido ese deseo durante tantos años al fin mostró su poderío.
El hombre volvió a correrse ante el estímulo que recibía de la mujer. Sintió un volcán haciendo erupción entre sus piernas; los fluidos internos fueron expulsados con éxito. Lo bueno de él era que no sentía agotamiento siendo que no estaba haciendo ningún esfuerzo por venirse, todo lo hacía su pareja de juego.
La habilidad de la mujer para montar hombres era asombrosa, casi imposible de imitar. Se contoneaba provocativamente. La elasticidad en sus músculos inferiores le permitía moverse con total soltura. Ejercía presión sobre el pecho de él con las manos, aferrándose a su carne con las uñas. Se comportaba como una legítima ninfómana. Lo tenía bajo control.
Pablo hacía lo imposible para aguantar aunque sea cinco minutos sin eyacular. Cualquier cosa que intentase, rápida o lenta, no le serviría de nada. Ante la estimulación brindada, no podía hacer otra cosa más que dejarse llevar por la delectación. La dadivosidad de ella era el mejor obsequio que alguien le podía otorgar.
Se vino por cuarta vez, gozó de manera escandalosa y se mantuvo tenso por unos segundos, mientras salían los fluidos de su miembro. A medida que la llama de la concupiscencia se iba apagando, las ganas de comérsela a besos aumentaban a paso agigantado. Una vez finalizada la escena de sexo, tenía planeado darle cariño.
Andrea le acarició el rostro, le movió los rizados cabellos, lo ...
... tomó del mentón y le susurró que lo quería ver correrse otra vez. La respuesta de Pablo no necesitó palabras, con un simple gesto le respondió. La tomó de los labios y le metió la lengua en la boca. Al intercambiar saliva, incrementó el afecto mutuo. Sus cuerpos se laxaban a medida que iban acercándose. La mujer aquilataba mucho el esfuerzo de su mejor amigo por hacerla gozar. Pocos hombres le daban tanta felicidad.
Al retomar las cadencias rítmicas del baile sensual, Andrea se desplazó nuevamente sobre aquel enderezado miembro que tanta fruición le otorgaba. Tan concentrada estaba en el objetivo que apenas le prestaba atención al entorno. Ignoraba por completo el hecho de que alguien podía entrar de sopetón y sorprenderla. A esa altura del partido, poco le importaba.
Brincó sobre el palito enjabonado, haciendo que las tetas se le bambolearan hacia arriba y hacia abajo. Pablo se las tomó con ambas manos y las sostuvo para que no salieran volando. Al apretarlas, las sentía blanditas, como dos esferas llenas de gelatina. Se las sujetaba sin necesidad de apretarlas.
Al traspasar el límite de la resistencia, hubo una quinta corrida de la que Pablo apenas habló. Tenía la verga más lubricada que nunca, el semen que largaba servía como lubricante natural. Andrea estaba al tanto de sus limitaciones como macho fértil, sabía que no le quedaba mucha gasolina en el tanque. Tenía que disfrutar la poca energía que le restaba.
Los dos sacaban el pie del tiesto, se lanzaban besos y ...